Vivimos en un mundo donde la tecnología se ha vuelto omnipresente. Esto es un hecho completamente objetivo, ya que si miramos a nuestro alrededor, seguro que encontraremos como mínimo 24 objetos electrónicos en nuestra casa. Resulta innegable que deshacerse de todos estos objetos es prácticamente imposible, ya que sin darnos cuenta nos hemos adaptado a un entorno en el cual la sociedad lo impone de manera habitual. Un ejemplo de esto puede ser el simple hecho de tener que reservar unos billetes de avión: está todo conectado por redes informáticas y resulta imposible cualquier esfuerzo para evitarlo.
Lo que está claro es que la tecnología nos ha facilitado la vida en infinidad de ocasiones, pero también tenemos que tener en cuenta otros factores, quizá no tan positivos y que pueden afectar negativamente a nuestra salud. Leemos en The Guardian que un estudio conducido por el Boston Medical Center apunta que quizá no es muy recomendable utilizar dispositivos electrónicos en niños con una edad inferior a 30 meses.
Análisis del estudio
Hay algunos estudios que demuestran que los niños aprenden más por medio de interacciones humanas que por vídeos educativos. Lo que se pretendía era saber si las aplicaciones interactivas, enfocadas a educar a los niños, tenían el mismo efecto que el contacto humano. Estudios recientes demuestran que el uso de estas aplicaciones puede ayudar a los niños de pre escolar a mejorar su comprensión lectora, así como aumentar su vocabulario, pero los efectos en aquellos niños con una edad inferior a 2 años no estaban del todo claros.
La pregunta principal formulada por los investigadores era si el uso de dispositivos electrónicos para calmar o distraer a los niños sería capaz de desarrollar los mecanismos internos de autorregulación, ya que, por ejemplo, ver demasiado la televisión puede hacer más lento el desarrollo del lenguaje y de las habilidades sociales.
Normalmente el desarrollo de estas actividades ocurre cuando el niño interactúa con el entorno, ya sea explorando, jugando o relacionándose con otros infantes. Al no estar explorando lo que pasa a su alrededor, las habilidades motrices o visuales se pueden ver afectadas con el uso de aplicaciones en la tablet. Los científicos afirman que jugar con bloques de construcción puede tener un impacto muy positivo en habilidades lógicas y que requieren una planificación por parte del niño.
Lo que todavía no sabemos es si todas estas hipótesis son válidas, ya que para ello se debería realizar un estudio más concluyente involucrando a niños educados con dispositivos electrónicos, frente a otros educados solamente con juguetes tradicionales y comparar su evolución en el largo plazo en todo lo referente a habilidades físicas y mentales.
No obstante, si los padres deciden utilizar estas aplicaciones juntamente con el niño, puede generar un desarrollo positivo. La razón de esto es que la interacción social aumenta el valor educativo que tienen las aplicaciones. Además, si los padres deciden dejar solo al niño, la aplicación debería haber sido probada anteriormente para así familiarizarse con lo que el niño puede encontrarse. El uso de un sistema de control parental puede evitar muchos problemas a la larga, ya que así regularemos lo que nuestro hijo puede ver y lo que no.
Las pantallas influyen en el sueño
Ligado al estudio anterior, hay que mencionar que pasar demasiadas horas delante de una pantalla también puede ser perjudicial. Es conocido por muchos que una de las principales causas del insomnio es el hecho de utilizar dispositivos electrónicos justo antes de ir a dormir, pero ¿qué pasa si solamente los utilizamos durante el día? Un estudio del British Medical Journal realizado a adolescentes relaciona el uso de dispositivos electrónicos con la calidad del descanso y las horas de sueño.
En esta investigación participaron alrededor de 10.000 adolescentes noruegos con unas edades comprendidas entre los 16 y los 19 años y se analizaron tanto las horas de pantalla durante el día como las que se hacían justo antes de ir a dormir. El resultado fue que aquellos utilizando dispositivos como reproductores MP3, consolas de videojuegos, tablets, smartphones y ordenadores durante más de 5 horas al día, era más probable que durmieran menos de 5 horas por la noche y además necesitaban más de una hora para conciliar el sueño.
El tema delicado es que estamos hablando de adolescentes, cuya duración del sueño debería durar entre 8 y 9 horas. Se ha demostrado que dormir menos en la adolescencia puede llevar a problemas de obesidad e incluso notas más bajas en la escuela. Lo que no queda claro de esto es lo que provoca que mirar pantallas durante más tiempo tenga relación con la falta de sueño. Hay algunas opiniones al respecto que relacionan la iluminación electrónica con el sistema de regulación del sueño en las personas, pero no hay ningún estudio concluyente.
—-
Es muy difícil actualmente desprendernos de la tecnología, pero siempre es positivo intentar buscar alternativas para que los niños no pasen tantas horas delante de una pantalla. Quizá en los más pequeños sea más fácil, ya que podemos podemos pensar en alguna actividad como algún juego tradicional que aporte valor educativo, o ir a jugar al aire libre. Ambas influyen tanto en el desarrollo de actividades lógicas como motrices.
En los adolescentes puede que sea un poco más complicado, pero todo es cuestión de proponer alguna actividad que les entretenga y les divierta. Leer un libro, hacer deporte o dar un paseo con sus amigos son alternativas más que suficientes para limitar el tiempo de pantalla y además divertirse.
En mi opinión, creo que no debemos quedarnos solo con los resultados de estos estudios, sino que también hay que tener en cuenta otros factores como por ejemplo determinar si puede influir en una mayor capacidad de aprendizaje en el futuro o si puede mejorar el desempeño del niño en tareas que requieran más concentración. No obstante, no sabemos los efectos que esto puede generar a largo plazo.
En mi caso personal, empecé con 3 años a descubrir los videojuegos educativos, aunque siempre con control paterno y durante unas horas muy limitadas. De momento no he tenido ningún trastorno, pero esto no es significativo para todo el mundo, ya que hay muchas variables que pueden influir y de las cuales no poseemos el control, por ejemplo factores genéticos.
Finalmente, me gustaría decir que siempre que ha habido un cambio en los hábitos, en este caso tecnológicos, han aparecido muchos detractores señalando las desventajas y sus efectos nocivos, pero todo sigue una evolución. Si estamos llevando rumbo a un entorno plenamente tecnológico, no veo mal que los niños pequeños experimenten con ello durante unas horas a la semana y siempre en un entorno controlado por sus padres.
¿Qué opináis vosotros sobre el uso de la tecnología con fines educativos?