Desde el último lanzamiento del sistema operativo de ordenadores OS X Yosemite, Apple decidió cambiar la estrategia con la que jugaba hasta el momento. Decidió que la beta de esta versión se lanzaría de manera pública para que así los consumidores que quisieran la pudieran probar, además de poder reportar fallos que se encontrasen para así poder solucionarlos más rápidamente.
Hasta ahora, los únicos con la capacidad de poder probar las betas de los sistemas operativos de Apple eran los desarrolladores de aplicaciones o productos. Ellos eran los que se encargaban de testearlo, de tal forma que era también una buena manera de tener las aplicaciones adaptadas a las nuevas versiones, además de señalar problemas que iban ocurriendo desde la instalación hasta el uso diario.
Esta técnica implementada por Apple se puede extrapolar parcialmente al mundo de los videojuegos, tema del cual ya hemos hablado anteriormente mencionando los parches y actualizaciones constantes. La razón principal de esto es que Apple no debe pagar a tantas personas para probar el nuevo sistema operativo, sino que son los propios usuarios que lo hacen sin recibir nada a cambio.
Los pros y contras de realizar esta estrategia
Nunca antes se había lanzado una beta de iOS de manera pública, en cambio, sí que se había hecho mucho antes con el sistema operativo de escritorio. No obstante, en este tiempo anterior a la introducción de la nueva política, el acceso a la beta solo estaba disponible para desarrolladores, por lo que ahora vamos a dar algunas razones por las que Apple ha decidido rectificar recientemente y volver a ofrecerlas al público general.
En primer lugar, y como hemos mencionado antes, se reducen muchos costes. Esto puede que no sea muy bueno para la economía en general, pero la compañía recibe una gran ventaja de ello. Se ahorra algunos gastos de gente que su principal ocupación es ser probador de software, y recibe reportes, de sus usuarios más fieles.
En segundo lugar, aparecen fallos que se dan de manera común. Hace algunos años que al instalar una versión nueva en un iPhone viejo, el smartphone pierde mucha velocidad y su rendimiento se ve reducido. No obstante, una vez se saca una nueva actualización, parece que el problema desaparece o no es tan grave como en un principio parecía ser. Un ejemplo muy claro de esto fue al sacar OS X Mavericks, ya que hubo muchas quejas de gente a la que su ordenador no le respondía bien e incluso se reportaron muchos fallos en la instalación.
Sin embargo, esta nueva maniobra es una arma de doble filo, ya que la reducción de costes que recibes por un lado, puede verse afectado negativamente por la fiabilidad de estos reportes. Al no ser desarrolladores, los usuarios comunes puede que no sean capaces de ver problemas mayores de software que los que se dedican a probar profesionalmente estos sistemas puede que los detecten más fácilmente.
Además, hay otro punto en contra que se debería tener en cuenta y es que esta práctica puede seguir ampliándose a un futuro y en vez de limitar el número de betas disponibles, la cantidad sea ilimitada y todo el mundo pueda acceder a ellas. Lo cierto es que quizá los errores serían más fáciles de reportar y corregir, pero esto también puede dejar una sensación a los consumidores de estar utilizando un producto inacabado, rebajando la reputación de la marca.
¿Se va a extender a otras empresas?
Hay que tener en cuenta los dos competidores más cercanos de Apple, que son Google con Android y Microsoft con Windows, ya que ambos podrían adoptar diferentes tipos de estrategias debido a los productos que ofrecen. No es lo mismo lanzar una beta pública en un sistema operativo de escritorio que hacerlo en uno portátil como son los móviles.
Por lo que hace a Android, es un tema que está bastante controlado por Google, ya que su distribución es muy diferente a la de iOS. La ratio de adopción a nuevas versiones de Apple es mucho mayor que la de los dispositivos que utilizan Android. La razón principal es que cada compañía tiene que realizar la actualización adaptándola a sus distintas capas de personalización, por lo que se convierte en un proceso muy lento.
Con estos pocos datos, ya se puede llegar a concluir que es muy poco probable que Android empiece a lanzar sus betas de forma pública, ya que si lo hiciera lo que podría pasar es que solo ocurriera en dispositivos Nexus. No obstante, estos dispositivos no tienen una cuota de mercado suficientemente grande como para representar una proporción significativa de usuarios dispuestos a probar la beta.
Por otro lado, está el mundo de los ordenadores de escritorio, con Windows liderando en este segmento. La principal diferencia entre estos y los smartphones es que no hace falta pasar por la compañía que proporciona el ordenador para tener la actualización de software disponible. En este caso, es la propia Microsoft que lo libera, ahorrándose costosos problemas y costes de transacción que las compañías intermedias suponen.
En este caso particular, ya se liberan las betas al público general desde hace bastante tiempo. Hay mucha diversidad de equipos con muchas características diferentes e incluso los hay montados por piezas, con lo que no es una opción enviar el sistema operativo a una compañía para que lo adapte antes de que el público general lo pueda instalar.
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En mi opinión, creo que cada vez más van a salir betas públicas de los nuevos sistemas operativos que están por venir, al menos en el caso de Apple. En el caso de Android, realizar esta afirmación es un poco más riesgoso, ya que las compañías deberían recibir antes el software para adaptarlo, o hacer que Google unificase Android para ser igual en todos los dispositivos.
¿Pensáis que es positivo que los usuarios sean a su vez testers de los sistemas operativos? ¿Cómo creéis que va a evolucionar este tema en un futuro?