En la última década más o menos hemos cambiado mucho nuestros hábitos relacionados con la fotografía, yo creo que en la mayor parte de los casos para bien, pero por otro lado también hay que reconocer que para muy mal, lo que no sé es si el resultado final es positivo o estamos delante de una época oscura para la fotografía del día a día.
Principios de la fotografía digital, el resurgir
Cuando aparecieron las primeras cámaras digitales, yo recuerdo mi Canon PowerShot A80 comprada en el 2003, mucha gente se lanzó a estas cámaras y con mucha razón, era fácil hacer fotos, las veías al momento de hacerlas y el proceso posterior a la fotografía era muy barato, vamos, en un ordenador entraban miles de fotografías, una auténtica maravilla que dejaba atrás los costosos revelados, los engorrosos carretes y todos sus problemas derivados. Aún así mucha gente seguía teniendo ese ritual de imprimir las fotografías, pero de una manera más sencilla y con “conocimiento de causa”.
La calidad de imagen no era ni mucho menos excelente, y más si la vemos ahora, pero cumplía para el usuario medio sin ningún tipo de problema. Estos nuevos hábitos hicieron que olvidáramos el proceso de revelar/imprimir todas las fotografías, y nos dedicáramos a almacenar millones de ellas en nuestros ordenadores, discos duros o marcos digitales, la fotografía de papel era escasa pero se seguía manteniendo esa tradición, ese poder pasar las fotografías con las manos.
Las típicas fotos del cumpleaños seguían existiendo por las cámaras digitales y de aquellos carretes de 36 que había que revelar todas, empezamos a escoger pocas fotografías que nos gustaban. En esta época, unida al momento pre-crisis de abundancia extrema –y ficticia–, los fotógrafos empezaron a aparecer, especialistas en fotografía social, empezaron a ser reclamados para otras cosas, nos gustaba eso de poder ver la fotografía y pedir que nos hiciera una foto una persona que supiera, en estudio y que nos sacara lo más guapos posible, con un pequeño retoque en algunos casos, era de los pocos casos en los que la impresión seguía siendo obligatoria.
Los smartphones con cámaras decentes, el principio del fin
A finales de la década pasada empezaron a aparecer los smartphones con cámaras aceptables, la cámara digital para algunas cosas empezaba a no ser necesaria, evidentemente la calidad estaba a años luz de la que ofrecía una compacta de gama media, pero ya que llevas el teléfono y tiene 5 megapíxeles, “¿para qué vas a cargar con la cámara de 8 megapíxeles si casi no se nota la diferencia?”, primera gran mentira del asunto.
En esta época los cumpleaños, viajes y momentos especiales aún tenían asociados una cámara digital, sobretodo para aquellos que tenían calidad en sus dispositivos, pero para el que tenía una cámara compacta con unos años de vida, esa pequeña diferencia en los megapíxeles no era suficiente como para cargar con un gadget extra. Aquí no solo empezamos a perder las fotos impresas, sino que las de ordenador, disco duro o marco digital, empezaron a ser también sujetos en peligro de extinción, todo iba al móvil y si lo perdía, me lo robaban o simplemente cambiaba de teléfono, tener todas esas fotografías a resguardo era, en muchos casos, complicado. Aún así esos momentos de “calidad” seguían llevando asociado un proceso de selección e impresión que hizo que nuestras fotografías impresas mejoraran.
Aquí empezó la crisis económica, y en muchos casos, los fotógrafos no especializados en apartados muy concretos empezaron a desaparecer, principalmente por falta de este trabajo social pre-crisis sin el cual no se podía hacer frente a sus costosos equipos, aquí la muerte de la impresión se vio acentuada, ¿cuántos de vosotros tenéis fotografías impresas de los últimos cuatro o cinco años? Yo creo que no tengo más que cosas muy puntuales de reuniones familiares, viajes especiales y algún montaje que apareció como regalo de cumpleaños, a pesar de me gusta la fotografía y tengo cámara réflex para hacer fotografías de cierta calidad.
La gama alta de smarpthones actual, el killer fotográfico
Y ya hemos llegado al 2015, con estos pasos, poco a poco hemos ido dejando atrás la fotografía de calidad con tiempo y con un final, la impresión, por otra mucho menos pensada, que se hace al momento, no se prepara, tiene una calidad inferior y no tiene final, las fotos acaban perdidas en nuestros sistemas de almacenamiento –o en las redes sociales me diréis algunos–. Esto hasta cierto punto no es un problema, ya que aunque no tengamos esa impresión, sí que encontramos un carácter divulgativo, que es algo parecido a sacar los álbumes de fotos de bodas, bautizos y comuniones en nuestras casas.
El problema es que realmente la fotografía de calidad está empezando a morir, cada vez se venden menos cámaras compactas de gama media/baja –aunque ya hablaremos de esto–, o eso parece que indica el mercado, por contra los grandes amantes de la fotografía han encontrado en las compactas de gama alta su pequeño respiradero, esas cámaras que puedes llevar a todos los sitios y que te dan una calidad excelente sin tener que llevar un DSLR, pero parece que están pensadas a eso, a los amantes de la fotografía que no tienen problemas en pasarse un par de horas al llegar a casa buceando entre los RAW que han sacado sus cámaras, no para el usuario “de a pie”.
En definitiva estamos en un punto bonito por todo lo que aporta la fotografía con smartphones, pero complicado ya que la calidad fotográfica del día a día se ha perdido, ya empezamos a ver instituciones públicas que suben sus fotos en las redes sociales hechas con el teléfono de turno, ¿dónde hemos dejado la calidad señores/señoras? Y lo más importante, ¿dónde hemos dejado el papel?
Menos papel = menos tala de árboles. Ya solo por eso nos debemos sentir satisfechos.
Videoclubes, tiendas de discos, cibercafés… y tarde o temprano las tiendas de revelado.
Yo le tengo un gran respeto a la naturaleza, reciclo, re-uso papeles en mi trabajo en el cual tengo que usar mucho papel, pero pensar que perder algo tan bonito como la fotografía en papel, el revelado químico con lo bonito que es ver como “aparece” una foto, por que se talan menos árboles, no sé, tampoco lo acabo de ver suficiente.
El problema de la tala de árboles no es que se use papel, sino que se haga de manera poco responsable y que no se obligue a las empresas a plantar un árbol por cada X kg.
Un saludo
[…] Vía: Xombit […]
[…] mucho de eso y me planteé antes, ¿cuáles son los problemas? Con un primer acercamiento al final de la fotografía de calidad, al papel impreso y a cosas derivadas, el segundo problema es algo más moderno en el tiempo pero parece que será el siguiente paso que […]
[…] Y todo ello, a pesar de que son muchos los que opinan que la fotografía analógica murió, para no volver, y los que opinan que la fotografía en papel es un dinosaurio tecnológico, en vías de extinción. […]