Todos sabemos lo que es un emoticono, emoji, carita sonriente, smiley o sticker. O más bien tenemos una idea general, porque entre esos términos existen sutiles diferencias. En concreto, lo que antes se llamaba “emoticono” ahora recibe el nombre de “emoji”, sin que sepamos muy bien cuándo ocurrió ese cambio ni qué lo provocó. En este artículo echaremos una ojeada a estas palabras que forman ya parte de nuestro vocabulario diario, y que designan a unas herramientas que se han transformado en básicas para nuestras comunicaciones.
También conoceremos la historia de estos peculiares símbolos, y descubriremos las diferencias entre los distintos tipos que existen a día de hoy. La tecnología no deja de avanzar, y con ella lo hacen los términos con los que hacemos referencia a las nuevas realidades. Empieza nuestro recorrido:
Esto es un emoticono, esto un emoji
Usamos los términos de forma equivalente en muchas ocasiones, pero en realidad se considera que no son lo mismo. Un emoticono se trata de una combinación de caracteres normales, del estilo “:-)” o “XD”, que se puede escribir con cualquier teclado. Es, por lo tanto el sistema resulta más rudimentario (y antiguo), con serias limitaciones a la hora de representar emociones u objetos. Aunque con la combinación de letras y símbolos adecuados se pueden conseguir trasladar bastantes ideas, lo cierto es que en ningún caso se acerca a las ilimitadas posibilidades de un emoji.
El emoji se trata de un carácter también, porque un ordenador lo trata como tal y se basan en un estándar. Pero no son letras ni símbolos reconocibles, sino que realmente los percibimos como dibujos. Es decir, que disponemos de una gran libertad, ya que que existen cientos de emojis distintos, desde todo tipo de caras hasta objetos, animales, alimentos, señales… En general casi todos los sistemas operativos y apps los soportan, pero a veces nos encontramos con un rectángulo negro cuando no es posible mostrar un emoji concreto.
La historia del emoticono
No es fácil saber cuándo ha surgido el emoticono por lo simple que resulta la idea, de hecho hay quien sitúa el origen del emoticono en el siglo XVIII. Básicamente, se tratan de caracteres ASCII que se pueden introducir en cualquier teclado. Se tiene constancia de que en Scott Fahlman, un profesor universitario estadounidense, usó en 1982 una secuencia que representaba una cara sonriente. El objetivo era aclarar en un mensaje escrito que su tono resultaba informal o humorístico, una forma de compensar que no contaba con la entonación o los gestos del lenguaje verbal para matizar su intención.
En Occidente los emoticonos suelen requerir que giremos la cabeza para revelar su mensaje, como en “:-)” o en “;-P”. Sin embargo, en Asia lo normal es usar otro formato, que permite leerlos de forma más cómoda, con cadenas como “^_^” o “O_O”. En China existe otro estilo basado en números, pero más complicado de interpretar. En general, lo sencillo del sistema hizo que pronto se empezara a utilizar y que se extendiera muy rápido.
El emoji y su origen japonés
Los emojis nacieron en Japón en 1995, cuando una empresa que fabricaba beepers o buscapersonas creó un símbolo de corazón pensando en los gustos de los jóvenes. Poco después lo eliminó, y muchos clientes abandonaron la plataforma, así que la compañía se dio cuenta de se trataban de una buena idea, y algo después creó 176 emojis, principalmente caras que representaban estados y otros iconos para el tiempo atmosférico. La idea funcionó, y muchas aplicaciones empezaron a usar sus propios iconos propietarios, sobre todo a partir del 2005.
Pero todo cambió en el 2010, cuando los emojis se estandarizaron. Unicode aceptó cientos de ellos como nuevos caracteres, así que se volvieron multiplataforma. Cualquier emoji tiene un código asignado, por lo que cada fabricante puede asociarle el icono que prefiera. De esta forma, una cara sonriente se muestra en distintas aplicaciones o sistemas operativos. Puede no ser exactamente el mismo dibujo, pero el significado se mantiene. Y, aunque pueda parecer que WhatsApp jugó un papel clave para la popularización del emoji, lo cierto es que quizá la decisión de incluirlos en los teclados del iPhone fue la que marcó la diferencia, y ahora poco a poco Unicode acepta nuevos emojis de todo tipo.
La confusión de los términos
Así que el haber pasado de usar el término “emoticono” al de “emoji” tiene sentido, porque estamos ante cosas distintas. De todas formas, antes de que los emojis se estandarizaran, solíamos referirnos a los iconos de aplicaciones mensajería del estilo de MSN Meesenger como emoticonos. Así que es normal que ahora exista una cierta confusión.
En mi opinión, el término emoticono para hablar de un emoji tampoco representa un error grave, porque ambos sistemas se basan en las mismas ideas. Ni siquiera genera confusión, si alguien te dice que le han mandado por WhatsApp un emoticono de una flamenca todo el mundo sabe que se trata de un emoji, aunque no conozca la palabra siquiera. A día de hoy casi siempre se usan los dibujos, las combinaciones de letras y símbolos resultan más complicadas de introducir y tienen limitaciones, así que se están dejando de lado.
A la pregunta de en qué momento empezamos a referirnos a los emoticonos como emojis, la respuesta es que hace tres o cuatro años, pero no porque haya cambiado nuestra forma de expresarnos, sino porque ha surgido una nueva realidad con un nombre diferente. Y ahora están de moda los stickers gracias a apps como LINE o WahtsApp, que se tratan de imágenes más grandes y muy variadas (incluso con animaciones), que no están definidas por ningún estándar. Desde luego, la tecnología ha hecho mucho por nuestra comunicación, hasta el punto de que está cambiando de una forma importante la manera en que escribimos.
¿Qué opinas de este tema? ¿Conocías las diferencias entre un emoticono y un emoji, o siempre había usado ambos términos como sinónimos perfectos?
