Lo maravilloso de la tecnología es que no solamente nos facilita las cosas sino que incluso es capaz de transformar nuestros hábitos y por el consiguiente cambiar nuestra forma de vida. Esto es precisamente lo que me ha pasado en los últimos años casi sin darme cuenta. Para bien o para mal, pero los wearables han cambiado mi forma de hacer las cosas. Además, el mercado es enorme, sobre todo tras el boom de hace dos años marcado por los wearables de Samsung.
Las pulseras cuantificadoras
Hace ya más de dos años que tuve mi primer wearable, se trataba de una simple pulsera cuantificadora que monitorizaba toda la actividad que realizaba a lo largo del día. Es cierto que hoy en día eso no es nada del otro mundo y cualquier simple teléfono puede hacerlo. Sin embargo, por aquel entonces me parecía maravilloso que un simple aparato supiese todos los pasos que daba a lo largo del día.
Los primeros meses me propuse diferentes metas, siempre con el propósito de ser más activo –que ya lo era– y mejorar mi condición física. Pero claro, comienzas fuerte, le das importancia los primeros días, luego pasas y al final te olvidas de que tenías objetivos diarios que cumplir.
Al cabo de unos meses directamente pasaba de llevar siquiera el wearable conmigo, pero un día decidí volver a darle ua oportunidad, esta vez sin preocuparme por los objetivos diarios. Simplemente buscaba llevar un registro de toda mi actividad diaria, fuese buena o mala. ¿Qué quiero decir con esto?, que a las pulseras cuantificadoras les falta un extra, algo que nos motive realmente a ser más activos. Han pasado por mis manos –literalmente– muchas pulseras cuantificadoras, pero a fin de cuentas todas hacen lo mismo, contar tu actividad.
Pulseras inteligentes y relojes inteligentes
El verdadero cambio lo he tenido con los relojes y las pulseras inteligantes. Y es que ya no se trata simplemente de contar pasos y actividad, sino que te muestra en una pequeña pantalla y de forma instantánea diferente información no solamente relacionada con tu actividad física.
Es aquí donde veo un gran cambio en mi forma de realizar las cosas. Y es que los wearables han cambiado mi manera de interactuar con la tecnología. Es algo más personal que un teléfono o un ordenador. Lo llevas puesto y está en contacto contigo para saber todo lo que haces. Un móvil lo puedes dejar en el bolsillo o sobre una mesa, pero un reloj inteligente o una pulsera sabes que siempre estará en tu mano.
Responder notificaciones, obviarlas o leer información temporal es mucho más rápido desde el wearable y esto te permite dedicarle menos tiempo y dedicar ese tiempo a lo que realmente te importa o estuvieses haciendo en ese momento.
Sí, a los wearables les falta mucho por mejorar, pero no podemos pasar por alto de que se tratan de una de las mejores revoluciones tecnológicas de estos últimos años. ¿Estoy demasiado atado a la tecnología?, lo mismo decíamos hace unos años cuando aparecieron los primeros smartphones.