Los que vimos Parque Jurásico en el momento de su estreno nos quedamos sorprendidos por lo creíbles que resultaban los dinosaurios. Más de 20 años después, el apabullante espectáculo de Jurassic World provoca bostezos a más de uno. Tal vez nos hayamos acostumbrado a un mejor acabado visual, o quizá los efectos digitales actuales hayan entrado en una dinámica negativa que empeora las películas en vez de mejorarlas.
A día de hoy hasta resulta posible usar dobles digitales para sustituir a actores muertos, así que está claro que la tecnología ha alcanzado una gran madurez. En este artículo vamos a comentar una teoría que intenta explicar por qué los efectos especiales se encuentran en declive, luego analizaremos el concepto de película actual e intentaremos determinar qué es lo que esperan los espectadores de una sesión de cine. Empieza nuestro recorrido:
La idea original
Estos días se ha vuelto muy popular un vídeo de YouTube del canal StoryBrain que intenta explicar por qué algunas personas creen que los efectos especiales de las películas actuales son peores que los de hace 10 años o incluso 20 años. Dado que el avance técnico durante este tiempo ha sido enorme, se trata de un fenómeno sorprendente. Ha recibido el nombre de “efecto Weta” debido a la empresa que creó los efectos especiales de la trilogía de El Señor de los Anillos, y que ahora se encarga de muchas otras producciones importantes.
Básicamente, la idea se basa en que nuestro cerebro debe ser engañado por una película para hacerla creíble. En la década de los 90 los efectos especiales se limitaban a elementos concretos, que se integraban con actores y escenarios reales. El resultado era que la ilusión se mantenía. De un tiempo a esta parte se ha vuelto posible generar escenas enteras de forma digital, que nos llevan a mundos desconectados por completo de la realidad. Esto da lugar a tomas bellas e impactantes, pero que nuestro cerebro no acepta como auténticas.
Así que estos efectos especiales no nos convencen, y tendrán que avanzar incluso más para volver a seducirnos… si es que eso resulta posible. El problema sencillamente es que algunas escenas digitales están tan pulidas y cuidadas que dejan de parecer reales. Se prima la espectacularidad y la belleza plástica frente a que la escena sea creíble. Si quieres ver el vídeo original de StoryBrain, te lo dejamos aquí:
No al realismo
Lo cierto es que esta teoría resulta muy interesante y, aunque no me atrevo a decir que sea por completo falsa, considero que atribuye un valor excesivo al realismo o a la credibilidad. Para mí, una película se trata de un espectáculo, y en determinados casos debe primar lo llamativo sobre cualquier otra cosa. Películas de desastres, aventuras espaciales, de superhéroes, cintas de ciencia-ficción… No necesitamos creernos lo que nos cuentan, queremos que nos dejen impresionados.
Y ahí es donde el cine actual ha dejado de lado el realismo por completo y, gracias a los avances técnicos, se ha pasado a un hiperrealismo sorprendente. Cualquier escenario se encuentra mucho más lleno de elementos y movimientos de lo que resultaría normal, los personajes alcanzan un grado de detalle verdaderamente enfermizo, los ángulos de cámara rozan lo imposible… El objetivo de una película actual no es recordarnos a nada de nuestro día a día, sino crear un mundo impactante, hermoso y en el que ningún detalle queda al azar.
¿Qué es lo que queremos?
La duda que surge me parece clara, ¿qué queremos los espectadores? Algunos se quejan de que los efectos espaciales eran mejores en los años 90, pero muchos otros están más que satisfechos con el espectáculo que nos ofrecen a día de hoy. Películas que han tenido buenas críticas como Gravity no hubieran sido posibles en décadas pasadas, otras como Interstellar tendrían que sufrir serios recortes. Muchos filmes populares se basan en los efectos espaciales, desde Avatar hasta Los Vengadores, pasando por Mad Max: Road Rage o grandes series como Juego de Tronos.
Así que la idea de que los efectos especiales han empeorado al volverse menos creíbles me parece un poco arriesgada. Es cierto que el abuso del ordenador causa cierta sensación de irrealidad, y que cada vez hay más grandes superproducciones basadas en los efectos digitales. Pero no en todas las películas se usa la tecnología de la misma manera, y el resultado final varía enormemente. Tal vez la primera trilogía de Star Wars sea mejor que la segunda, pero considero atrevido afirmar que los efectos especiales modernos afectan negativamente al cine. Son una herramienta potente, y del director depende cómo usarla.
—-
Desde luego, la teoría de que los efectos espaciales demasiado cuidados no nos gustan porque nos resultan difíciles de creer me parece muy interesante. Obviamente, habría que estudiar el tema a fondo para sacar una conclusión clara, pero el concepto no lo encuentro desencaminado. Ahora bien, lo cierto es que el uso de los ordenadores en las películas nos permite contar historias de una forma que antes no resultaba posible. Así que no podemos negar que el uso y abuso de lo digital supone inconvenientes, pero también ventajas.
En cualquier caso, me parece evidente que el futuro de las superproducciones de Hollywood va inevitablemente unido a los efectos especiales. Cada estreno destaca más en lo visual, se esfuerza en mayor medida por el espectáculo y dedica más presupuesto a lo digital. Así que veo claro que los grandes estudios prefieren el espectáculo a la credibilidad.
¿Qué opinas de este tema? ¿Tú también consideras que los efectos especiales de la década de los 90 fueron los mejores, o piensas que su avance en los últimos años los ha hecho geniales?