Durante el último año los relojes inteligentes han sido uno de los productos más populares en la industria de la tecnología. Hemos visto modelos tan atractivos como el Motorola Moto 360 que tanto nos gustó, opciones deportivas como el LG G Watch R y nos espera un reloj tan lujoso como el Huawei Watch. Obviamente, frente a estos modelos Android Wear ha destacado el Apple Watch que tanto sorprendió cuando lo analizamos. Y seguro que en los próximos meses siguen saliendo más propuestas interesantes.
Prácticamente todos los smartwatches que han llegado al mercado tienen precio elevados, y se intentan orientar a un público preocupado por la imagen o la moda. Apuestan por acabados de calidad (aluminio, acero, zafiro, cuero…) y por diseños cuidados, en general bastante elegantes. Han querido centrar su producto en el segmento del lujo, algo quizá lógico durante estos primeros tiempos. Sin embargo, creo que es el momento de empezar a pensar propuestas más sencillas. Relojes orientados al día a día, a un usuario sin tantas aspiraciones sociales y con un presupuesto más limitado… además de necesidades básicas. Analicemos este tema:
¿Por qué los smartwatches son caros?
Como cualquier producto nuevo, los relojes inteligentes tienen unos costes de fabricación elevados. Y es que algunas de sus tecnologías son novedosas, como las pantallas circulares. Además, las marcas tienen que compensar el trabajo de diseño, ya que nunca habían creado dispositivos similares. Con el paso de los meses los componentes se volverán más económicos, el diseño no representará un reto importante y se podrán bajar los precios.
Por otro lado, los fabricantes han apostado por dispositivos con acabados premium. Aunque algunos modelos se salen de la norma, abundan las cajas en aluminio, acero e incluso oro. Para la esfera se usan vidrios reforzados e incluso zafiro, y en las correas no resulta nada raro encontrar cuero o los propios materiales de la caja. A pesar de que algunas marcas han apostado por la goma o el plástico, en general la construcción se trata de otro motivo para los precios elevados.
Un producto que aporta poco
Si tu objetivo con un smartwatch no es presumir, te darás cuenta de que su utilidad resulta bastante limitada. Gastar 200 euros, 300 euros o hasta 400 euros en ver las notificaciones sin sacar el móvil del bolsillo se trata de un lujo un tanto excesivo. Las funciones de fitness no las va usar todo el mundo y, en cualquier caso, una pulsera cuantificadora sale bastante más barata. Opciones como tener a mano un asistente de voz o el uso de apps de terceros tampoco resultan demasiado atractivas. Y no, poder ver la hora no cuenta como un argumento para comprar un reloj inteligente.
Así que, desde mi punto de vista, hay un sector amplio interesado en los smartwatches, pero que no se le pasa por la cabeza pagar el precio de uno de los modelos actuales considerando el uso que les daría. Cuando empecemos a ver relojes inteligentes por 50 euros (que no tardaremos tanto) mucha gente se va a comprar uno. Para usarlo, por capricho, para ver si les gusta… Hablamos de dispositivos sencillos, con acabados en plástico, y diseños más bien desenfadados.
La lucha por el segmento premium
Obviamente, si hay que entrar en un mercado nuevo, ¿por qué no centrarse primero en los usuarios con mayor capacidad adquisitiva? Apple lleva años vendiendo sólo productos de gama alta, y le ha ido muy bien. Si encima los costes de fabricación son altos, un argumento más. Por otro lado, el mundo de los relojes siempre ha estado relacionado con la moda y el lujo, así que los fabricantes están empeñados en lanzar productos premium.
Y parecen más que convencidos con esta estrategia, porque prácticamente ninguna marca ha apostado por el bajo coste. Obviamente, los precios en Android Wear resultan más reducidos que los del Apple Watch, pero nadie se esfuerza mucho por bajarlos. En general, las propuestas que aparecen se orientan más al lujo que al segmento low cost.
La esperanza china
Si algo saben hacer los fabricantes chinos es ofrecer productos de una calidad aceptable a precios ridículos. Tarde o temprano firmas como Xiaomi o Meizu van a presentar su propio smartwatch, y podemos apostar a que ofrecerá características técnicas de primer nivel a un precio ridículo. Puede que los acabados flaqueen un poco, pero valdrá la pena por disfrutar de relojes funcionales, bonitos y a un precio de derribo.
Obviamente, hablo de smartwatches chinos con Android Wear, no los actuales con otros sistemas operativos propietarios, que no valen la pena. De hecho, algunas marcas chinas de tamaño medio ya empiezan a hablar de modelos con el software de Google. Son el primer paso para democratizar el smartwatch. Comprar este tipo de productos en España resulta complicado, pero se puede conseguir por medio de importadores o páginas chinas. Y entonces las marcas tradicionales tendrán que responder.
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Yo tengo claro que la popularidad de los relojes inteligentes depende por completo de que bajen los precios. Por supuesto, muchas marcas seguirán apostando por lo modelos de lujo, porque es donde se puede ganar dinero. El mercado de los smartphones Android ha demostrado que competir en la superpoblada gama media-baja supone, muchas veces, obtener beneficios ínfimos. Pero, con un poco de suerte, pronto veremos smartwatches de 50 euros, y los que tenemos un interés moderado en estos dispositivos encontraremos una excusa para hacernos con uno.
¿Qué opinas tú de este tema? ¿Crees que los relojes inteligentes van de camino de bajar mucho de precio, o que se mantendrán como productos premium?