Un emprendedor es conocido por todos como un profesional que decide arriesgarse mas que cualquier otra persona para construir un negocio que le proporcione grandes recompensas. La emprendeduría no se define simplemente con horas de trabajo flexibles, así como tampoco hay límite a todo el potencial que puede desarrollar un emprendedor, ya que el esfuerzo y el riesgo que está asociado a empezar un nuevo negocio son muy elevados.
Actualmente, lo que se lleva y lo que los consumidores demandan es la economía on-demand. Este tipo de economía se define como las actividades económicas creadas por las compañías de tecnología y que consisten en satisfacer la demanda del consumidor mediante la provisión instantánea de bienes y servicios. La oferta consiste en utilizar de manera eficiente las infraestructuras tecnológicas, y está revolucionando el comportamiento del consumidor en las ciudades alrededor del mundo.
Las plataformas que dan vida a esta economía on-demand han causado debates sobre si están esclavizando a las personas de la fuerza de trabajo actualmente. Para muchos profesionales, gracias a esto se están generando nuevas fuentes de ingresos, pero si alguien se está planteando empezar una nueva empresa, la estructura que contiene este tipo de economía no atrae demasiado a los nuevos emprendedores.
La necesidad de contenidos a la carta
Como he apuntado antes, el comportamiento del consumidor está cambiando. El acceso inmediato a los mensajes, mails, comunicación, y otras funcionalidades online de los smartphones, han generado un sentimiento de querer las cosas rápidamente, de manera simple y mediante experiencias eficientes. Una encuesta de Estados Unidos llevada a cabo por un mayorista de comida, determinó que la entrega en el mismo día era crucial para aquellos que compraban sus productos online.
Las compañías tecnológicas que compiten en este área han desarrollado nuevos modelos que están transformando las industrias que históricamente habían sido lentas en innovar. El crecimiento es, en gran medida, el resultado de la aplicación de las nuevas tecnologías en una infraestructura ya existente.
La revolución de los smartphones y la cultura de estar todo el día conectados, ha provocado que la conveniencia, eficiencia y la simplicidad, se conviertan en ingredientes vitales para las decisiones de compra. El uso de los smartphones se volvió popular gracias a los servicios de mensajería, noticias y juegos, pero ahora el comercio móvil está al acecho. Nunca un consumidor había podido comprar cualquier cosa que necesitaban gracias a pulsar solamente un botón.
La emprendeduría no se enseña en la universidad
Todo esto nos lleva a explorar nuevos horizontes en la figura del emprendedor. Está claro que cualquier persona con ese espíritu será capaz de crear un proyecto revolucionario, pero aquellos que no tienen la capacidad nata de emprender, necesitan tener una especie de soporte para poder ser exitosos en la vida empresarial y en su trabajo futuro.
Cada día nacen nuevas startups, pero muy pocas de ellas consiguen tener éxito. La razón es que el proyecto puede que no esté bien llevado, o que simplemente, la idea no sea la mejor. Para solucionar estos problemas, en la universidad se deberían enseñar otro tipo de lecciones. Siempre se enseña a que se va a tener éxito, pero nunca nos están acostumbrando al fracaso. Si empezamos una empresa y no tenemos éxito, seguro que tenemos más probabilidades de éxito en la siguiente, pero lo que suele pasar es que nos desmotivemos al ver que nuestro proyecto ha fracasado.
Es por eso que en la universidad se deberían dar lecciones sobre como llevar un equipo de startup, así como a mantenernos concentrados en los momentos difíciles. Es muy fácil perder la calma en algunas situaciones, ya que en la universidad todos los números parecen cuadrar y nunca hay problemas. Debemos enfrentarnos a retos de la vida real si lo que queremos es tener una empresa de éxito y tenemos que aprender a no darnos nunca por vencidos. Hay más casos de empresas que tienen que cerrar que de empresas multimillonaria, y eso no se suele estudiar normalmente.
En definitiva, necesitamos crear una nueva figura de emprendedor capaz de ofrecer contenidos a la carta, pero que traiga ideas innovadoras. La tendencia que va a seguir el mercado es esta, y además se van a crear muchas más startups en el futuro, por lo que debemos estar acostumbrados a encontrarnos con ideas similares a las nuestras, especialmente aquellas que solo sobrevive el más fuerte. Aprender a perder es vital y, en todo caso, no debemos tener ningún miedo al fracaso.
¿Qué piensas de este tema? ¿Crees que necesitamos más emprendedores dispuestos a arriesgarlo todo?