La preocupación y el miedo por conservar nuestra privacidad no es nada nuevo. Cuando nosotros como usuarios empezamos a ver toda la disponibilidad de información online y el uso de nuestros datos por parte de las compañías tecnológicas, nos mostramos muy preocupados acerca de toda la información disponible para empresas y personas, además del uso que se le va a dar. En el momento que entramos en una nueva era de tecnología liderada por dispositivos wearables como el Apple Watch o las Google Glass, estas preocupaciones aumentan.
La privacidad ya está muerta desde hace tiempo, principalmente por dos razones: actualmente se convierte en algo irrelevante que no juega ningún papel en el mundo conectado en que vivimos, y además, no estamos haciendo lo suficiente para proteger nuestra privacidad cuando se desvelan grandes cantidades de información online. Hay que aprender a vivir en Internet, ya que se trata de un nuevo mundo al que mucha gente no se ha acostumbrado.
Es verdad que ahora estamos compartiendo más información personal nuestra que antes, pero esto no quiere decir que no nos preocupe el tema de la privacidad. Contrario a lo que se suele pensar, resulta que los usuarios que cuelgan información en las redes sociales están empezando a ser más conscientes y a preocuparse más por lo que puede pasar en caso de un posible hackeo.
El problema de las aplicaciones
Cuando queremos preocuparnos por nuestra privacidad, hay dos tipos de aplicaciones que deberíamos tener en cuenta. Las primeras son aquellas que están diseñadas especialmente para recolectar información de un usuario. Un ejemplo de esto son las aplicaciones de redes sociales, que piden permisos excesivos solo para obtener la máxima información que puedan sobre los usuarios. No obstante, esto es beneficioso tanto como para usuarios como para empresas, ya que los consumidores se involucran más con sus círculos y las empresas consiguen más información para vender a los anunciantes.
El segundo tipo de aplicaciones son aquellas que están centradas en preservar la privacidad de los usuarios. A primera vista parece que sea bueno, pero en verdad lo que ofrecen es una falsa apariencia de seguridad que anima a los usuarios a subir información personal sin que se den cuenta de que en realidad no sirve de mucho. Esto, desgraciadamente, es negativo para los usuarios que se muestran en contra de vender su información personal o de vender los datos a las empresas para que sean públicos, pero el principal problema es cuando las aplicaciones generan procesos ocultos.
Por culpa de los wearables, estos problemas se exageran, porque aumentan la popularidad de las aplicaciones por encima de las experiencias tradicionales de navegadores web — aunque en el futuro esto cambiará –. Estos dispositivos wearable tienen pantallas más pequeñas y unas interfaces más intuitivas que provocarán esa falsa sensación de seguridad en los usuarios.
Lo que significa para el futuro de los usuarios
Los dispositivos wearable ya están empezando a preocupar a algunos expertos acerca de la seguridad de los datos personales de los usuarios. Cada nueva generación de tecnología abre la puerta a nuevas posibilidades, pero también a nuevas vulnerabilidades. Los profesionales en seguridad argumentan que el Apple Watch es un dispositivo relativamente seguro en comparación con los otros, pero las vulnerabilidades potenciales aún se desconocen.
A medida que la gente se da cuenta de las amenazas de privacidad marcadas por los wearables, los desarrolladores de aplicaciones toman más medidas para aumentar la privacidad de sus aplicaciones. Las compañías como Apple o Google pueden descubrir los fallos de sus dispositivos para luego informar a las personas sobre las mejores opciones que tienen para protegerse.
Algo muy importante a tener en cuenta es que las organizaciones gubernamentales pueden intentar crear regulaciones para aumentar la privacidad de los usuarios. En la Unión Europea ya se está empezando a hacer con Google, creando normativas que favorecen la privacidad. El siguiente paso ya es formalizar estas regulaciones en otros dispositivos y tecnologías y adaptarlo a otras partes del mundo. Sin embargo, hay una contrapartida, y es que estas regulaciones lo que hacen es limitar las libertades de los individuos y de las compañías. Hay dos partes interesadas: las que defienden la privacidad y los que mantienen la postura de proteger las libertades personales.
Pienso que este es un tema muy importante a tener en cuenta, ya que a veces no nos damos cuenta de a lo que estamos expuestos por utilizar un dispositivo u otro. Mucha gente no sabe que Google Maps detecta tu posición y lo guarda en un historial en todo momento, y con los wearables se pueden controlar muchas más variables, así que si no estamos atentos a lo que hacemos, se pueden filtrar datos personales en cualquier lugar sin que nosotros nos demos cuenta.