Corría el año 1935, cuando al físico austriaco Erwin Schrödinger se le ocurrió uno de los experimentos más importantes y conocidos de la historia. Conocido como la paradoja del gato de Schrödinger, este supuesto ha vuelto a estar de actualidad con un nuevo avance que podría acercarnos a la construcción de ordenadores cuánticos más complejos que por ejemplo, el de Google.
Por lo tanto, intentaré abordar la esencia de este experimento, y el por qué resulta tan importante para las investigaciones que se están llevando a cabo.
¿En qué consiste?
El físico austriaco propuso un experimento mental, imaginado, para intentar explicar las particularidades que pueden presentar los electrones de un átomo. Para comenzar tenemos que imaginar un gato dentro de una caja completamente opaca. Dentro de esa caja se coloca un mecanismo que contiene un frasco con un veneno mortal. Este contiene un martillo que romperá el frasco si ocurre algo determinado.
La posibilidad de que esto ocurra es exactamente del 50%. Por lógica, pueden suceder dos cosas. Puede que el martillo active el mecanismo. En ese caso, el martillo cae, rompe el frasco y el veneno se expande por el interior de la caja. Por consiguiente, el gato muere. Al abrir la caja, encontraremos al gato muerto. O puede que el mecanismo nunca se active, el frasco no se rompa, y el gato siga vivo. Siendo esto así, al abrir la caja el gato aparecerá sano y salvo.
¿Qué quiere decir?
Lo que esto conlleva es lo siguiente. Primero debemos tener en cuenta que la realidad cuántica está totalmente fuera de la lógica y que un electrón puede estar en dos lugares a la vez y ser dos cosas distintas.
Un electrón es a la vez onda y partícula. Estas dos características se superponen, existiendo a la vez. Volvamos ahora con nuestro gato. Siguiendo esta premisa, el gato cuando está dentro de la caja se encuentra vivo y muerto a la vez, pero en cuanto la abramos, se nos presentará una sola de las posibilidades.
Está claro que esto no es realmente así, pero nos ayuda a entender el comportamiento de estas partículas en las que si ocurre de esta manera. Los electrones se encuentran en varios lugares a la vez pero en cuanto intentemos saber dónde, se nos mostrará esa única realidad.
Observar es contaminar
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Cuando intentamos observar la realidad cuántica, la alteramos. La contaminamos. Sólo una realidad se nos presenta. Este paso de realidad cuántica a nuestra realidad clásica se denomina decoherencia.
Según la cuántica, todas las realidades son posibles y de hecho coexisten, pero nuestra mera observación destruye las demás realidades, y es por eso por lo que vemos el mundo de una sola manera.