Todos nos hemos encontrado alguna vez ante la siguiente situación: estamos en una sala de espera con más gente, o en el transporte público, y una persona cualquiera bosteza. Varias personas más la miran. Tras unos segundos ese bostezo comienza a contagiarse y al cabo de un rato, la mayoría de las personas de la sala o del autobús se encuentran bostezando descontroladamente. De hecho, mientras escribo estas palabras he sido víctima de este proceso de tanto pensar en él. ¿Por qué ocurre esto? Las responsables son las comúnmente llamadas neuronas espejo.
Localización y descubrimiento
Estas células especializadas podemos encontrarlas en el ser humano en el área de Broca y zonas de la corteza parietal. Esto es lo que sabemos ahora, pero el conocimiento que tenemos sobre estas pequeñas es bastante reciente.
Fueron descubiertas por casualidad –como muchos descubrimientos históricos–, por dos investigadores italianos que estudiaban a un grupo de primates. Colocaron electrodos en la corteza parietal de un pequeño mono para observar su comportamiento neuronal mientras comía. En un momento dado uno de los investigadores comió algo, y para sorpresa de todos, el macaco, al verlo, sufrió la misma activación que cuando era él el que se alimentaba. Esto llevó a los científicos a pensar que debía de existir alguna estructura especializada que sirviera de espejo a las acciones de los demás.
¿Cuál es su función?
Volvamos ahora al comienzo de este artículo. La capacidad de estas neuronas va más allá que simplemente contagiar un bostezo, de hecho es muy probable que muchos de vosotros al leer la palabra “bostezo” tantas veces, acabéis contagiados. Por lo tanto, no actúan solo cuando vemos algo sino también cuando lo pensamos o imaginamos. Si queréis saber más sobre las apasionantes funciones que pueden tener nuestras neuronas no dejéis de visitar este artículo publicado hace apenas unos días sobre la relación entre red neuronal y soledad.
Una investigación que se basaba en dar descargas eléctricas a uno de los miembros de una pareja mientras el otro miraba, demostró que se activaban las mismas zonas del dolor en el observador que en el afectado. Por lo tanto, no es de extrañar que también sean conocidas como las “neuronas de la empatía”, ya que son la base de esta. ¿Por qué nos duele ver a alguien sufrir aunque sea por televisión? He aquí la respuesta. Además de esto, también son las responsables de que los bebés imiten a sus progenitores, o de que seamos capaces de aprender tareas motoras como golpear una pelota con un bate mientras observamos a alguien hacerlo.
Si queréis saber más, podéis echar un vistazo a una entrevista realizada al principal descubridor de estas células.
Aún queda mucho por aprender
Como en casi todo tema científico hoy en día, aún hay mucho que no sabemos de las neuronas espejo y del comportamiento humano en general. Sin embargo, lo que sí sabemos, es que son una muestra más de lo complejo y extraordinario que puede llegar a ser el cerebro humano.