Pero que no se ponga nadie nervioso, aún queda un tiempo hasta que visitemos el planeta rojo. No obstante, el incesante deseo del ser humano, y en concreto de la NASA, en llevarnos fuera de la Tierra da lugar a cientos de pruebas y avances. Concretamente han sido 82 las pruebas que ha hecho la agencia norteamericana, ya que el cohete es tan sumamente complejo que ha necesitado de un despiece de pruebas para comprobar que cada una de sus partes funciona de forma adecuada.
La última ha sido la del propulsor. Es un monstruo gigante –que podéis ver en las imágenes que acompañan este artículo– que emite una llamarada de fuego descomunal. Se llama SLS, siglas de Space Launch System en inglés, y es el cohete más potente jamás creado. La prueba fue en Utah, y quería corroborar tanto el momento de la ignición como el aguante del cacharro, para lo cual lo mantuvieron encendido casi tres minutos, algo que podéis ver en el vídeo a continuación, aunque os advierto que lo más emocionante es el principio y el final, cuando se apaga, el resto es… pues un cohete expulsando fuego:
La demostración fue contemplada tanto por trabajadores de la agencia espacial al cargo del proyecto, cuyo nombre en clave era QM-2, como por cientos de curiosos locales* que se encontraban en el lugar para observar la prueba. Eso sí, para evitar percances tuvieron que situarse a un par de kilómetros de distancia, por si las moscas.
No conviene acercarse mucho al aparato, ya que alcanza la nada desdeñable temperatura de 3300 grados Celsius, los grados de toda la vida, además de consumir una cantidad similar a 5 toneladas de combustible sólido por segundo. La pregunta clave es: ¿Para cuándo? Pues bien, la NASA espera que el SLS realice su primer vuelo real en 2018, fecha que no queda demasiado lejos realmente, con la esperanza de que finalmente podamos ir más lejos de lo que jamás hemos ido.