Todos conocemos, aunque sea de forma general, la causa de la extinción de los dinosaurios. El impacto de un inmenso meteorito acabó con todos ellos, sobreviviendo sólo las formas más pequeñas de vida. O por lo menos es lo que creemos.
Dicho esto, un grupo de investigadores ha propuesto una nueva teoría. Según ellos, el impacto de aquel meteorito no habría sido suficiente como para causar la descomunal extinción. Entonces, ¿qué fue lo que ocurrió?
Un gran incendio
Si hace unos meses os hablábamos sobre la posible cercanía de una nueva gran extinción, hoy nos referiremos exclusivamente a la que acabó con los seres vivos más grandes que han poblado nuestro planeta, los dinosaurios.
Hasta el día de hoy, la teoría más aceptada es la que dice que hace 65 millones de años, en una zona de lo que ahora es México, un meteorito impactó. Esto provocó que se formase una nube de polvo que cubrió la Tierra durante años.
Este polvo, en teoría impidió el paso de los rayos del Sol, causando la muerte de la mayoría de las especies vegetales. Tras ellas fueron los dinosaurios herbívoros, y tras estos, los que se alimentaban de carne.
La nueva teoría ha sido introducida por unos Científicos de la Universidad de Tohoku y del Instituto de Investigación Meteorológica de la Agencia Meteorológica de Japón. Básicamente, los pilares de la teoría son los mismos, sin embargo, para ellos el polvo que se hubiera levantado no sería suficiente.
Ellos proponen lo siguiente: el asteroide que impactó, lo hizo sobre unas grandes reservas de petróleo que se encuentran en Chicxulub, en México. Esto provocaría la formación de un inmenso incendio, en el cual ardería todo ese petróleo, emitiendo cenizas y contaminación a la atmósfera.
¿Con qué nos encontraríamos entonces? Estaríamos ante un cambio climático rápido y destructor. Se produciría un enfriamiento global que acabaría con la mayoría de las especies, acostumbradas a vivir con altas temperaturas.
Además de sequías devastadoras, lo peor sería lo ocurrido en los océanos. Dada la gigantesca nube de hollín y cenizas, la fotosíntesis no tendría lugar, quedándose las aguas sin oxígeno y muriendo casi la totalidad de las especies marinas.
Quién sabe si esta será la teoría acertada. Conocer la realidad de algo que ocurrió hace tantísimo tiempo es algo prácticamente imposible. De hecho, conocemos sus efectos, pero es posible que nunca sepamos lo que pasó realmente.