La sonda espacial Rosetta fue enviada al espacio el día 2 de marzo de 2004. Su misión era la de orbitar un gran cometa, así como enviar un pequeño módulo que transportaba hasta la superficie de la inmensa roca.
Tras años de viaje e investigación ha llegado el final de la misión. Diremos adiós a Rosetta, agradeciendo su inestimable servicio a la humanidad, ayudándonos a comprender mejor el universo que habitamos.
El fin de un largo viaje
La sonda Rosetta consta de una pequeña estructura de metal, llena de diversos sensores y comunicadores que le ayudan a flotar por el espacio. Como no, acompañada de un pequeño módulo, Philae, que llevaría a cabo un gran hito. Por primera vez en la historia, un aparato fabricado por el hombre aterrizaría en un cometa.
La misión resultó ser desde su inicio una de las más complicadas y prometedoras de la historia. Se avecinaba un largo viaje de más de 10 años hasta poder alcanzar el inmenso cometa. Esta roca errante, cuyo nombre es 67P/Churyumov Gerasimenko, lleva más de 5.000 millones de años vagando por el frío espacio.
Poder acercarnos a este meteorito y conseguir estudiarlo podría darnos muchas respuestas sobre el origen de la vida en nuestro planeta. En la inmensa y congelada roca se encuentran vestigios de un Sistema Solar muy joven y aún por consolidar.
Como sabemos, Philae consiguió aterrizar y consiguió tomar muestras de la superficie del cometa que sirvieron de mucho a los científicos. Estas han seguido dando veracidad a la teoría que propone que la vida llegó en un meteorito hasta nuestro planeta.
Tras su servicio, la pequeña sonda que se alimentaba través de energía solar quedó perdida y sin batería. Recientemente, concretamente el día 2 de este mismo mes, Rosetta consiguió localizarla y pudieron reunirse antes del final.
Según el diario ABC, en estos momentos, Rosetta se encuentra a unos 20 kilómetros de altura sobre el cometa. La larga misión que ha llevado a cabo Rosetta acabará de una forma quizás un poco particular. El próximo día 30 de septiembre, sus motores la conducirán directamente contra el suelo de roca.
Emitirá datos hacia nuestro planeta hasta el último momento, cuando impacte y quede totalmente destruida junto con su módulo Philae, que ya le espera sobre la superficie del cometa.
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