Todavía me acuerdo de aquella época en la que yo, con 16 años, empezaba un curso nuevo, y muchos de mis compañeros venían con un aparato colgando del cuello. Yo me preguntaba, ¿qué es eso? Resultó ser un nuevo modelo de teléfono, que acababa de salir al mercado y estaba batiendo récords de ventas.
¡Esos aparatos eran increíbles! Permitían hacer miles de cosas, desde comunicarte con tus amigos en tiempo real mediante un pin que se intercambiaba, hasta entretenerte con un juego que tenía de un helicóptero que tenías que mantener en vuelo pulsando la barra espaciadora de aquel teclado que tenía igual al de un ordenador. Tenía compañeros que incluso hablaban en clase con el teléfono escondido detrás de la espalda, todo un vicio.
Llega el final del principio
Aquellos aparatos lógicamente eran algunos de los modelos de Blackberry Curve que habían salido en hordas al mercado, y todo el que quería ser alguien –al menos en mi círculo– debía tener una. Personalmente nunca la tuve, y supongo que me perdí cosas, pero igualmente hoy, que la empresa ha anunciado que dejará de fabricar smarphones, me da un poquito de pena ver como uno de los primeros vestigios de lo que hoy conocemos como teléfono inteligente haya desaparecido por completo.
Por supuesto, esto no ha sido una sorpresa para nadie que sepa un poco como está el mercado de telefonía actualmente. Hacía mucho tiempo que Blackberry dejó de ser alguien en él, y a lo que se dedicaba era a dar sus últimos coletazos de vida lanzando alguna que otra cosa que pasaba sin pena ni gloria, esperando su muerte, o peor, una leve esperanza de realzar el vuelo que lógicamente era muy difícil que se hiciera realidad, y así lo comprobamos hoy.
¿Qué pasará ahora?
El futuro de la empresa ahora es el que ya lleva siendo realmente hace tiempo: desarrollar software. Debido a esto afirman que será en manos de terceros en las que dejen el desarrollo del hardware que puedan llegar a querer desarrollar en un futuro, aunque mucho me temo que esto no es más que un analgésico y que a la doble ‘B’ le espera un futuro bastante seco de aparatos físicos, y esperemos que no tanto de código porque es a lo que se están aferrando como a un clavo ardiendo al tomar la decisión que hoy anuncian.
En conclusión, esto nos deja con un panorama que si bien no es muy distinto a efectos prácticos del que ya teníamos, sí que deja más claro que nunca que Android e iOS son los reyes del mercado, concretamente con un casi 85% de cuota para el primero, y eso hace que la evolución hacia nuevas fronteras sea cada vez más difícil, sobre todo teniendo en cuenta que la marca Lumia va por el mismo camino que la canadiense que hoy es noticia, o al menos no va por el camino de desbancar a nadie de ningún modo. Veremos cómo va avanzado la historia.