Un grupo de expertos de seguridad informática de Hong Kong han conseguido crear un USB capaz de estropear para siempre cualquier ordenador en cuestión de segundos. Con esto, la seguridad y privacidad de nuestros dispositivos está más amenazada que nunca.
Las empresas que no quisieron proteger sus productos
Inicialmente, este grupo de informáticos crearon el USB Killer, nombre con el que se conoce a este dispositivo capaz de freír ordenadores, con el objetivo de utilizarlo como herramienta para comprobar la eficacia de la seguridad de los productos comercializados de las compañías. En un primer momento pasaron desapercibidos entre las grandes empresas.
Curiosamente, Apple es la única que ha protegido sus productos ante ataques de este tipo, como podemos leer en El País. Ante la negativa de las empresas, los informáticos decidieron traerlo a un mercado más extenso: el de los consumidores.
Sin embargo, ¿dónde están los límites éticos de disponer de un arma tan potente y a la vez pequeña? Según los de Hong Kong, que han recibido una gran cantidad de críticas, argumentan que su producto está dedicado a verificar la seguridad de los ordenadores personales y que acabar con los aparatos informáticos ajenos es responsabilidad de cada uno.
El funcionamiento es muy sencillo: acumula una carga proveniente del aparato eléctrico que se quiere comprobar en sus condensadores para después descargarla produciendo una sobrecarga. Según nos cuentan en Voltaico, el USB no está sólo dedicado a los ordenadores, también puede atacar a tabletas, teléfonos, televisores y consolas.
Concretamente, el USB Killer descarga 220 voltios, dejando inutilizado cualquier aparato al que se conecte.
El USB Killer, agotado en cuestión de segundos
Si estabas pensando en comprarlo tendrás que esperar: en el momento de la publicación en su página web se agotaron todas las unidades puestas a la venta con un precio de 49,95 euros. Sin embargo, se espera que vuelvan a estar disponibles en el plazo de algunos días.
Se espera, por lo tanto, la respuesta de las grandes compañías ante esta amenaza que puede acabar con sus productos en cuestión de segundos.
