El cerebro humano es un órgano extremadamente complejo, un entramado de conexiones bioeléctricas. Estas conexiones hacen posible la comunicación entre todas las neuronas del encéfalo, gracias a las millones de sinapsis que tienen lugar para realizar infinidad de funciones distintas.
Debido a toda esta actividad, el cerebro genera potenciales eléctricos, que pueden ser medidos a través de aparatos psicofisiológicos. Además de poder ser medidos, la experimentación que se ha realizado durante los últimos años ha demostrado que también pueden ser modificados desde el exterior. ¿Qué cambios podemos producir con esta estimulación?
Una manipulación a base de ondas
Como podemos leer en el diario La Razón, unos investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido), han demostrado que pueden manipularse las sensaciones de dolor, a través de una “resintonización” de nuestro cerebro. ¿Qué quiere decir “resintonizar” el cerebro?
Cuando las neuronas de una parte concreta del encéfalo comienzan a trabajar juntas, crean distintos tipos de ondas. Las ondas alfa que se producen en el lóbulo frontal se han asociado a la analgesia, es decir, a la reducción de las sensaciones de dolor. Los científicos intentaron “sintonizar” el cerebro de varios participantes, para conseguir situarlo en esas ondas alfa.
El equipo de científicos, liderados por la doctora Kathy Ecsy, consiguió demostrar que se puede manipular el dolor, a través de estas ondas. Para ello usaron unas gafas, que repartían entre los sujetos. Estas emitían una luz en el rango alfa, generando el mismo espectro en el cerebro de los participantes. Tras esto, usaban un láser para generar calor y un pequeño dolor en la piel de los voluntarios.
El dolor que experimentaban se veía reducido gracias a la anterior estimulación por ondas, y eso es lo realmente importante. Este tipo de tratamientos sería de gran ayuda para pacientes que sufren de dolor crónico. Podría paliarse el sufrimiento de miles de enfermos que viven con dolor cada día.
Ya se había conseguido paliar el dolor en animales, como las ratas. Sin embargo, nunca se había hecho de una manera tan sencilla y poco invasiva. Este gran avance abre un horizonte de esperanza para aquellos que sufren dolor cada día de su vida.
¿Qué te ha parecido este curioso experimento? No olvides dejar tu opinión en los comentarios.