El ratón con instinto asesino debido a un pulso láser

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La expresión “rata de laboratorio” viene de algo muy concreto, y es por el nada sorprendente motivo de que en los laboratorios, a la hora de hacer pruebas, se usa a este tipo de roedores para comprobar los efectos que puede tener el un cerebro las pruebas en cuestión que se estén ejecutando, aunque el cerebro de un ratón y el de un humano no sean exactamente iguales.

Este caso no iba a ser una excepción, y según leemos en Gizmodo ha sido concretamente a un ratón al que han sometido a una de estas pruebas… ¿cuál? la de propinarle un pulso láser directo al cerebro que le ha hecho plantearse muy mucho su estilo de vida: pasa de la tranquilidad absoluta al asalto asesino de un momento para otro.

Ratón asesino pulso laser

El pulso láser que le costó la vida a un grillo

No es la primera vez que se consigue alterar el comportamiento de los roedores a base de pulsos en el cerebro, de hecho se sabe dónde apuntar para que el ratón se duerma o se despierte a gusto del consumidor –aunque suene un poco cruel–.

No obstante, sí que es la primera vez que se consigue modificar el comportamiento alimenticio de uno de estos animales usando este método, concretamente hacer que pase de la tranquilidad de estar compartiendo jaula con el desdichado grillo al asalto furtivo del insecto para su propio alimento.

Desde luego la idea de Ivan de Araujo, neurólogo en la Universidad de Yale, no era esta, si no más bien el estudio del comportamiento alimenticio de los roedores al someterlos a estos pulsos. Realmente fue encontrado de casualidad, pero el resultado ha sido hallar la zona del cerebro responsable de los instintos de caza, y esta zona no es menos que la amígdala.

Es el cuerpo amigdalino el que se encarga de procesar el miedo y la ansiedad. Se han hallado dos mecanismos neuronales diferentes: uno controla la velocidad del movimiento y el otro la fuerza de la mordida. Cuando estos mecanismos se activan a la vez, el ratón se lanza contra lo que tenga más cerca, que en este caso era un desgraciado grillo.

Araujo puntualiza que tener activa la región del miedo durante la caza no es mala idea, ya que en este proceso el animal está expuesto a otros depredadores. Por otra parte, el mecanismo no provoca que el ratón ataque a otros de su especie o a presas más grandes que él. Veremos si este reciente hallazgo abre nuevos caminos en el campo de la neurología.

Archivado en Cerebro, Investigación, Ratón
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