Podríamos decir que el Samsung Galaxy Note 7 no comenzó su andadura con buen cuando se filtró toda su interfaz el pasado julio. El teléfono era uno de los más esperados del año, aunque su desarrollo no fue tal como lo esperaba la compañía surcoreana. Al poco tiempo varios usuarios notificaron que sus terminales se habían incendiado sin causa aparente. Las explosiones se convirtieron en un auténtico dolor de cabeza para Samsung, que no sabía cómo parar el problema.
En octubre la compañía anunciaba que daba por finalizaba de forma oficial la producción del Galaxy Note 7 tras los problemas que este modelo experimentaba. Esta noticia llegaba tras la retirada del mercado de 1,5 millones de dispositivos, que fueron sustituidos por otros “seguros”. Samsung instó a los usuarios de este terminal a que lo devolvieran, ya que podrían acceder a otro teléfono o al reembolso del dinero.
Samsung ha analizado durante estos últimos meses el Galaxy Note 7 con el objetivo de encontrar el problema que provocaba las explosiones. Tras esta investigación, la compañía publicó este domingo sus conclusiones: los dos modelos de batería han sido los causantes de los incendios, como ya había adelantado el diario The Wall Street Journal días antes de las declaraciones de la marca.
Samsung ha definido a las baterías como ‘Batería A’ y ‘Batería B’ y ha explicado el problema relacionado con cada una de ellas. En lo que respecta a la ‘Batería A’, la explosión procedía de la compresión mecánica en la parte superior derecha de la misma, es decir, un problema en su diseño. Por otro lado, la ‘Batería B’ daba lugar a un cortocircuito por un fallo en el proceso de micro-soldado, es decir, un problema en la fabricación.
Podríamos decir que las prisas a la hora de fabricar este esperado Galaxy Note 7 causaron de forma indirecta las numerosas explosiones. Ambas baterías fueron fabricadas por Samsung SDI, filial de la marca surcoreana, y Ampere Technology Ltd, aunque Samsung no ha hablado directamente de ellas durante las explicaciones ofrecidas.
La compañía ha detallado que la investigación ha sido llevada a cabo por 700 trabajadores, con la colaboración de otras tres empresas: Exponent, UL y TUV Rheinland, como bien explican en Xataka. Los empleados de Samsung han trabajado durante la investigación con 200.000 teléfonos y 30.000 baterías para encontrar el gran problema. Este análisis ha conllevado que la compañía se comprometa a implantar una serie de medidas de seguridad a partir de ahora.
El anuncio ha sido realizado por Dj Koh, presidente de la sección de dispositivos móviles de Samsung Electronics, durante una rueda de prensa en Seúl. ”Hoy, más que nunca, estamos comprometidos de cara a ganarnos la confianza de los consumidores” afirmó Koh de cara al nuevo Galaxy S8, que ha retrasado su lanzamiento y no formará parte del Mobile World Congress de Barcelona como ha anunciado el propio dirigente.
Las polémicas explosiones le han costado a Samsung más de 4.800 millones de dólares, además de una reducción de prestigio importante. ¿Podrá la firma surcoreana reponerse tras esta complicada situación?