Desde que Alexander Fleming descubrió la penicilina en el año 1928, hemos sabido combatir con más o menos eficacia a las bacterias. Estos pequeños seres unicelulares mataban a millones de personas cada año hasta el descubrimiento del científico inglés, por lo que su hazaña supuso un antes y un después en el mundo de la medicina.
Durante los últimos años, y como resultado de nuestra lucha contra estos microorganismos, han surgido ciertos ejemplares que resisten a la mayoría de antibióticos. Son lo que conocemos como “superbacterias”, y según la OMS, pueden suponer un terrible problema si no se encuentra la manera de acabar con ellas.
Las más peligrosas
Estas bacterias extremadamente resistentes han surgido como consecuencia de sucesivas mutaciones espontáneas. Estas hacían posible que surgieran ejemplares más fuertes, los cuáles sobrevivían, pasando la efectiva información genética a sus descendientes. A través del tiempo y de los sucesivos cambios, acababa apareciendo toda una familia de superbacterias.
Como podemos ver en El País, la Organización Mundial de la Salud ha publicado una lista en la aparecen las bacterias más peligrosas para el ser humano, las cuales deben estudiarse urgentemente. Además, dentro de la lista podemos encontrar 3 categorías distintas: prioridad media, prioridad alta y prioridad crítica.
Dentro de esta última categoría encontramos a la llamada Acinetobacter baumannii, que fue responsable de 18 muertes en un hospital madrileño. La tragedia se produjo a finales del año 2006, y los antibióticos disponibles no resultaron efectivos. También están presentes dos familias más, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacteriaceae.
Los científicos de todo el mundo deben ponerse manos a la obra. Estudiar cómo podemos acabar con estos microorganismos es una prioridad, y los investigadores no pueden hacerlo solos. Se necesita inversión, interés por parte de todos los gobiernos, ya que estamos ante un problema realmente importante.
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