La mayor promesa de esta feria E3 era la presentación de la sucesora de la Wii, una máquina superventas que ha catapultado a sus creadores al liderazgo de la industria del videojuego, pero que en los últimos tiempos ha ido perdiendo popularidad y necesitaba una renovación.
Los rumores apuntaban a un mando con una pantalla táctil incluida, y se han cumplido: el controlador de la nueva Wii U es una especie de tablet de 6,2 pulgadas en el que se han integrado los botones y sticks clásicos a lo largo del borde. Son muchas las posibilidades que abre esta innovación, pero cuando se lanzó la primera Wii también hubo altas expectativas, y el resultado fue una plataforma que ofrecía numerosos juegos infantiles y de carácter social, pero con escasez de títulos profundos que explotaran sus peculiaridades.
Teniendo en nuestras manos prácticamente un tablet, a los usuarios sin duda nos sabría a poco no poder emplearla en tareas ajenas a los videojuegos. Sería muy práctico que en este dispositivo fuéramos capaces de leer el correo electrónico, interactuar con Twitter y Facebook, navegar puntualmente por Internet… Algo que muchas personas ya hacen mientras ven la televisión o juegan a la consola, mediante un portátil o una tableta convencional. Que Nintendo añadiera estas funcionalidades requeriría programar un sistema operativo adecuado y las correspondientes aplicaciones, y no está nada claro que pretenda embarcarse en esta empresa.
Otro aspecto que causa preocupación son los títulos third-party. Van a ser comunes con los de Xbox 360 y PlayStation 3 (de hecho se ha reconocido que el vídeo de presentación incluía secuencias generadas en estas consolas), por lo que ignoramos si se adaptarán a las características de la Wii U. Es de agradecer que la compañía de Kioto dé mayor protagonismo a las editoras independientes, y también que apueste por juegos más maduros. Pero, no habiendo sido concebidos con este singular mando en mente, es posible que no le saquen demasiado partido, o incluso que resulten incómodos de manejar con él.
No debemos olvidar que una de las grandes necesidades de la Wii original era saltar al mundo HD. De su sucesora sabemos que soportará resolución 1080p y que sus gráficos alcanzarán al menos un nivel similar a los de las actuales consolas de Sony y Microsoft. Son unas afirmaciones poco concretas, y en cualquier caso, parece preocupante Nintendo se conforme con igualar visualmente unas máquinas diseñadas hace cinco años. En la feria han mostrado una prometedora demo técnica de las capacidades de la Wii U, pero al no tratarse de un juego real, es necesario valorarla con cautela.
En conclusión, el dispositivo de los chicos de Satoru Iwata trae ideas interesantes, pero también plantea muchos interrogantes. Como cualquier experiencia innovadora, lo más seguro es que no la podemos apreciar de forma correcta hasta que tengamos una versión final entre las manos. Esperaremos ansiosos a que llegue el 2012 para comprobar lo que da de sí la Wii U.
Oh, Dios mío, otro teclado tátil 😛