Ya os hablé en un post anterior de mi admiración por el concepto acuñado por ASUS pero, como cualquier idea nueva, con el paso del tiempo se puede perfeccionar. Y gracias a la considerable libertad que ofrece Android, me parece que sería hasta cierto punto sencillo hacer modificaciones interesantes. Mi propuesta para una segunda versión del híbrido entre netbook y tablet de los taiwaneses es mantener la independencia del cuerpo principal y el dock, de forma que se siga utilizando como hasta ahora, pero agregando posibilidades. La primera es incluir la opción de colocar la pantalla orientada hacia el exterior, permitiendo que se usara la tableta de modo exclusivamente táctil pero llevando con nosotros el teclado, para cuando lo queramos tener a mano y no dispongamos de donde dejarlo, o deseemos disfrutar del extra de duración de batería que proporciona. Es sólo un pequeño ajuste, aunque puede mostrarse útil en bastantes ocasiones.
La innovación más interesante sería, con la pantalla mirando hacia fuera, girarlo hasta que toque la parte trasera del dock. El resultado se vería un poco extraño: la pantalla quedaría protegida y oculta, y en el exterior tendríamos el teclado y la carcasa posterior del tablet. Esta peculiar disposición sirve a un objetivo, y es que estaría orientada a usar el aparato en un monitor externo o televisor, de forma que lo que tendríamos en las manos sea un simple teclado con trackpad, quedando la pantalla integrada fuera de nuestra vista, ya que habría una más grande disponible.
En cierto modo, planteo una versión refinada de la idea que subyace bajo el Apple Thunderbolt Display. Con la diferencia de que, gracias al puerto HDMI, este sistema aumentaría su compatibilidad. Aunque quizá fuera conveniente crear un monitor específico, para disfrutar de opciones como la webcam o la conexión de periféricos. Si el estándar WiGig resulta un éxito, los datos se transmitirían de forma inalámbrica, y el dispositivo se conectaría sólo para recargarse (a pesar de que incluir en el pie un sistema de carga por inducción ofrecería mucha comodidad).
Esta novedad encaja a la perfección con el Eee Pad Transformer, pero cualquier tableta sin teclado físico podría utilizarla, perdiendo algo de usabilidad. No habría más que pasar la imagen del sistema operativo al monitor conectado, y dejar en el panel táctil un teclado y un trackpad “virtuales”. Android siempre ha soportado distintas proporciones de pantalla y resoluciones, por lo que que mi idea aparentemente es factible. Y con la potencia que Tegra 3 promete, no parece difícil mover la interfaz del sistema operativo del robot verde a 1080p.
Quizá mi imaginación plantea conceptos quiméricos, o puede que esta idea esté ya en la mente de más de un ingeniero. El caso es que para los consumidores sería muy beneficioso que su tablet les ahorrase la necesidad de comprar un sobremesa. Apple y Microsoft tienen interés en vendernos ambos tipos de dispositivos, pero Google es ajena al mercado de ordenadores de escritorio, y representaría una oportunidad enorme competir con OS X y Windows. Para hacerlo con garantías, debería realizar un esfuerzo considerable adaptando Android, aunque sin duda en Mountain View tienen recursos para lograrlo si se lo propone. ¿Y tú qué piensas? ¿Te atrae esta posibilidad para un hipotético sucesor del Eee Pad Transformer, o prefieres el producto original?
Lo he probado hace unos días en el MediaMarkt y me parece el tablet que me compraría ahora mismo si pudiese permitírmelo. Con el teclado es practicamente un netbook y sin el uno de los mejores tablets del momento. La única pega que le veo es el mecanismo de encaje, me daba la impresión de que no iba a durar mucho. Si sacan una nueva versión por mi que se centren en adelgazarlo, con un grosor menor no habrá quien lo pare.
Tengo la sospecha que los archivos de productos cancelados darían para libros de “el futuro será…” mucho más alucinantes que los que se escriben al uso xD. Por cierto, recomendaría al autor informarse -no por este post concreto, pero algo me lo ha traído a la mente- sobre el interesante concepto que subyace en la novela “El Invenclble” del siempre asombroso Stanisław Lem, exactamente sobre el punto bloqueo deliberado de telecomunicaciones electromagnéticas xD.