Empezaremos con un poco de historia: Como vimos en la anterior entrega corría el año 1987 y se estaba rodando Violent Cop, película de tintes cómicos en la que Beat Takeshi caracteriza a un policía de métodos no muy agradables. Quiso la fortuna que Kinji Fukasaku, director original de la película, cayese enfermo durante el rodaje, abandonando finalmente el proyecto, lo que permitió que Takeshi Kitano se hiciese con las riendas del mismo (reescribiendo gran parte del guión) como director.
Bien, antes de continuar me gustaría aclarar que esto no es un análisis a priori: supongo que habéis visto la película (porque habéis hecho los deberes, ¿no?, ¡aún estais a tiempo!), por lo que no tendré reparo alguno en soltar todos los spoilers que considere necesarios. Vamos allá.
Comenzado por la forma podemos decir que a lo largo esta película ya podemos ver las cualidades como director del señor Kitano, cualidades que nos acompañarán a lo largo de toda su filmografía: planos fijos y largos, donde pasan cosas aunque no pasen, momentos de silencio (a veces cómodos, a veces incómodos), muchos planos cortos y un desarrollo lento pero continuo de la historia.
La película nos presenta a Azuma, un veterano policía de una zona conflictiva de Japón que está dispuesto a usar todos los medios posibles para mantener el orden, hasta ahí Harry el Sucio porque Azuma no es ningún héroe o antihéroe. Se aproxima más a la idea de un psicópata dispuesto a hacer lo que sea para mantener un orden que tal vez no comparta ni entienda. Al descubrir que un policía amigo suyo está traficando con la droga del depósito se ve envuelto en los asuntos de un frío Yakuza y su no menos psicopático sicario.
A la hora de mostrar la trama yo resaltaría que, aunque en muchos momentos de la película lo que te están contando sí parezca distar un mundo del hilo principal de la misma, Kitano consigue que siempre encuentres (al menos a mí me ha pasado) un hilo de unión con la historia, que la acompañe y enriquezca. Un ejemplo de esto podría ser la escena en la que acompaña al “amigo” de su hermana a la parada del autobús: una escena que, a priori, no nos cuenta nada pero realmente cuenta mucho sobre el estado mental y las capacidades sociales de su hermana, aclarádonos a su vez la relación que los une. A parte de esto, toda esta, en un principio, aislada escena, nos permitirá entender sucesos que suceden llegando al final de la obra.
Esto siempre ha sido una de las cosas que más me han atraido del cine de Kitano: no contento con contarte una historia principal, llena de vida el mundo que la rodea a base de pequeños “encuentros” sin olvidarse nunca de dejar ciertas partes para que sea tu imaginación la que las rellene.
Está claro que una de las bazas principales de la película es la violencia, pero es una violencia lenta, casi secreta, que llega poco a poco, pasa, y se va con el mismo cuidado. Sabes qué ha pasado, cómo ha pasado, pero la escena no ha sido un salto en el corazón, no ha sido una sorpresa o un insulto, ha sido algo casi racional. Ha sucedido porque tenía que suceder, no está ni bien ni mal, yo sólo soy un espectador. A mi parecer esta “racionalización de la violencia” junto con los recursos de tiempo que usa el director hacen que la película te agarre de la mano al principio, te lleve por todo el camino y te muestre el final, sin darte la oportunidad de escapar. No digo que te vaya a gustar, no digo que enganche como ciertas películas que te tienen constantemente deseando saber qué pasará a continuación. Sólo digo que te agarra y te lleva.
Y ya que hablamos del final, el trágico final, para mí Kitano ha conseguido algo que es muy difícil: terminar algo de la única manera correcta y conseguir que no sea predecible hasta el mismo momento en el que sucede. Es cuando ves a Azuma tiroteado cuando te das cuenta de que va morir, es cuando ves a su hermana cuando te das cuenta de lo que hará, y al mismo tiempo sientes que ya sabías lo que iba a pasar desde hace mucho, mucho tiempo. A esto le añades una pequeña moraleja y un realista sentido de continuidad, reflejado por la escena previa a los créditos, y cierras uno de los mejores finales que un servidor haya visto.
Para mí una gran película, distinta y bien cerrada que hace que tenga ganas de más Kitano y más Yakuza.
Hasta ahí mi opinión, ahora…. ¿qué hay de la vuestra? ¡queremos conocerla!, ¿cuál es vuestra escena favorita?, ¿por qué no os ha gustado la pelicula?, ¿qué cambiaríais?…¡comentad, malditos!