Las redes sociales y el mundo que es un pañuelo

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A pesar de que las redes sociales ofrecen un nivel de privacidad en general alto, lo cierto es que para los seres humanos resulta complicado guardar secretos, y cada vez es más normal que en Internet acaben datos nuestros que preferiríamos no compartir.

¿Nunca os habéis encontrado por la calle con un antiguo conocido y os sorprendió la increíble cantidad de información vuestra de la que disponía, a pesar de que hace años que nos os cruzáis más que un saludo de vez en cuando? Si le preguntáis cómo sabe que os habéis casado, que cambiasteis de trabajo o que os habéis ido un año a la India, lo más probable es que la respuesta sea “lo leí en el Facebook/Tuenti”.

Las redes sociales y el mundo que es un pañuelo

Hace una década lo normal era que la contestación estuviera relacionada con un amigo común que facilitó los datos. Pero, a día de hoy, buena parte de nuestra vida social gira alrededor de Internet, y es de allí de donde surgen “los cotilleos”. Porque es más que probable que esas personas que conocen nuestras andanzas en realidad no sean contactos nuestros, o bien que según las opciones de privacidad que tenemos seleccionadas no debieran apenas recibir noticias sobre nosotros. El problema es que la tecnología es sólo una herramienta, que por mucho que se perfeccione no puede evitar un mal uso intencionado. El insano interés por las circunstancias de los otros y el gusto por comentar aquello que hacen los demás son instintos muy enraizados en el ser humano, y que no se pueden eliminar.

Por lo tanto, no importa lo más mínimo que lo que publiquemos en una red social sea compartido utilizando todas las precauciones de las que dispongamos: es más que probable que alguien que obtenga la información conozca a otro que no es de tanta confianza, y esta su vez a un amigo poco discreto… en definitiva, si en la vida real los secretos son difíciles de guardar, con los medios para comunicarnos que nos ofrecen las nuevas tecnologías, la situación ha empeorado bastante. Y es que hay muchas formas, aparte de las actualizaciones de estado, para que se propague nuestra intimidad: el uso del chat, fotos que saltan de una web a otra, comentarios realizados en el muro de terceros….

Privacidad

La conclusión está clara: ahora más que nunca, si tenemos datos o imágenes que no queremos que sean públicas, hemos de ser cuidadosos, y nunca mencionar nada al respecto en una red social. Vivimos una época difícil para la privacidad, pero no sólo por los medios técnicos que han surgido, sino que la propia esencia de las personas es el problema último. La próxima vez que un conocido lejano os hable de algo sobre vuestra vida que en teoría no debería saber, no le hagáis pasar por el mal trago de preguntarle cómo se ha enterado: podéis apostar que la red de redes ha tenido algo que ver.

Imagen | rpongsaj

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