En el mundo de la informática y la electrónica de consumo, durante muchos años se procuraba que los dispositivos realizaran el mayor número de funciones posible, en un intento bastante lógico de conseguir atender todas nuestras necesidades. Sin embargo, el paso del tiempo fue demostrando a los fabricantes que no se podía diseñar un producto que haga bien todas las tareas y satisfaga a toda clase de públicos. Y por lo tanto, una misma persona usará diferentes gadgets a lo largo del día según sus requisitos.
Ya ha quedado muy atrás el momento en que el ordenador de sobremesa era el centro de nuestra vida digital, y como única opción para la movilidad teníamos el portátil. A día de hoy, a estas dos alternativas le hemos de sumar el netbook o portátil ligero para la productividad en movimiento, la televisión conectada a Internet para el ocio (o bien el HTPC), el tablet para el consumo de contenidos, el ebook para los amantes de la lectura, las consolas para los videojuegos…
En definitiva, se ha creado un aparato específico para cada necesidad, a la que se adapta perfectamente. Sin embargo, hay un producto al que no paran de agregarse más funciones, y siempre son bien recibidas. Hablamos del teléfono móvil, el único gadget que tenemos siempre con nosotros, y que deseamos que ofrezca la mayor cantidad de prestaciones, ya que lo podemos llevar a todas partes.
Los smartphones, al contrario que los dispositivos que antes mencionábamos, no destacan en ningún campo, sino que su especialidad es la movilidad. Pero lo cierto es que han ido recogiendo funciones de muchos otros aparatos, y no han delegado ninguna. En sus inicios los teléfonos servían apenas para hacer llamadas, pero actualmente esta capacidad es casi secundaria. A día de hoy permiten navegar de forma ligera por Internet, reemplazan nuestra cámara de fotos compacta, nos evitan cargar con un GPS, sirven de reproductor de musica, nos conectan a múltiples redes de mensajería y hasta dan la opción de ver vídeos. Y no creo que esta tendencia se invierta, prueba de ello son las altas expectativas que la tecnología NFC está generando.
Muchas veces la industria toma caminos guiada por modas pasajeras, pero en este caso pienso que el curso de los acontecimientos ha sido lógico. Me parece normal que cada vez se creen más aparatos conectados a la red de redes que sustituyan a los ordenadores, y que cada uno se adapte a un tipo de consumidor o a un perfil de uso concreto. Lógicamente habrá formatos con más o menos sentido, y siempre estarán en constante evolución. Pero es inevitable que en el día a día queramos cargar con la menor cantidad posible de peso, y en esta situación se impone un gadget pequeño que realice múltiples tareas. Por lo tanto, el dispositivo que lo hace todo existe: es el smartphone, aunque por desgracia disponer de tantas funciones repercute en que la mayor parte de ellas no las ejecute demasiado bien.
