Reparto: Leonardo DiCaprio, Samuel L. Jackson, Christoph Waltz, Kurt Russell, Jamie Foxx, Sacha Baron Cohen, James Remar, Michael Kenneth Williams, Tom Savini, Kerry Washington, Anthony LaPaglia, Don Johnson.
No será una película de John Ford, pero será un western. Tarantino estrenará este año nueva película. Esta frase, aparentemente intrascendente, pone en guardia a miles de cinéfilos de todo el mundo. Desde que debutó con la espléndida Reservoir dogs, Quentin Tarantino es una marca que vende haga lo que haga. Pulp Fiction le trajo reconocimientos y subrayó las señas de identidad que le acompañarían toda su carrera. Un estilo inconfundible. Ingenio salpicado de sangre, canciones rescatadas del olvido, que se sueldan a sus imágenes para siempre, personajes retorcidos… el cincel con el que Tarantino esculpe sus obras es muy impetuoso. Sus historias surgen justo en el instante en el que te pillas un dedo contra la puerta, gritas, blasfemas y no paras de bailar la danza de la lluvia Sioux…
Hasta Bailando con lobos o Sin perdón, el género que encumbraron Howard Hawks, Sam Peckinpah o Anthony Mann, parecía un náufrago en una isla del Pacífico. Abandonado. Pero tras unas décadas de indiferencia, la industria cinematográfica fijó nuevamente su mirada en las películas del oeste. Recientemente, hemos podido relamernos con Valor de Ley, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, Appaloosa, la excelsa e inacabada serie, Deadwood, la miniserie Senderos de libertad o incluso con la producción española, Blackthorne.
Y en éstas, aparece el hijo de Tony Tarantino azuzando con las espuelas al caballo. Le acompañan unos forajidos de gran reputación. Menudo reparto. No recuerdo un elenco de este calibre desde Los siete magníficos.
Quería hacer películas que trataran del horrible pasado de Estados Unidos con la esclavitud y esas cosas, pero como lo hacen los spaghetti westerns, no como películas sobre un gran problema. Quiero hacerlo como si fueran películas de género, pero se enfrentan con todo lo que Estados Unidos nunca se ha ocupado porque se avergüenza de ello, y otros países no tratan sobre ello porque no sienten que tengan derecho a hacerlo.
Django (Jamie Foxx) es un esclavo, que tiene la suerte de ser liberado por un dentista alemán cansado de sacar muelas, que en ese momento, ejerce la digna profesión de cazarrecompensas (Christoph Waltz, el oscarizado coronel nazi de Malditos Bastardos). A partir de ahí, el germano se convertirá en su mentor. Ahora que es libre, su gran anhelo es rescatar también a su esposa. Una empresa complicada. Y te preguntarás por qué…
Hay un villano. Seguro que no te lo puedes creer, pero qué le vamos a hacer. Hay un malo maloso. Leonardo Di Caprio, que aquí se llama Calvin Candie. El chico de Titanic es el sanguinario y cruel señor de una plantación en el Misisipi y regenta una casa de lenocinio, el Candyland, donde sus esclavas son obligadas a prostituirse. Broomhilda, la mujer de Django vive ahí. Sobrevive. El mayordomo de confianza de Calvin es Stephen, interpretado por Samuel L. Jackson. Otro clásico tarantiniano. Y Ace Woody, Kurt Russel, será su brazo ejecutor, su mano derecha. El tipo al que su jefe miraría antes de decir:
Si se mueven, matadlos.