La cadena FX, que tiene un arrojo admirable a la hora de emprender proyectos nuevos (moteros shakesperianos, bomberos alcohólicos trastornados, cirujanos adictos al sexo e incluso loquísimas antologías del terror), se lanzó de nuevo a la piscina, o mejor dicho, al ring con el drama pugilístico Lights Out, su segunda gran apuesta de la temporada 2012-2011 (la primera fue la magnífica e ignorada Terriers, de la que os hablé la semana pasada).
Lights Out o El declive de Patrick Leary, que así es como se titulará en España, cuenta la historia de Patrick Lights Leary (Holt McCallany), un ex-campeón de los pesos pesados que se ve obligado a volver al ring tras cinco años de retiro acuciado por las deudas provocadas en gran parte por el incompetente de su hermano Johnny. Debe conseguir dinero cuanto antes para salvar el gimnasio familiar pero también para mantener el nivel de vida de su mujer, Theresa, y sus tres hijas, y la manera más rápida de hacerlo es volver a hacer lo que mejor se le da: boxear.
El problema es que Lights fue diagnosticado con demencia pugilística, un tipo de enfermedad neuronal muy grave que afecta a básicamente a boxeadores y que puede derivar en Alzheimer y/o Parkinson. Sabe que se juega la vida y que el próximo podría ser su último golpe, pero la alternativa de dedicarse a hacer de matón reclamando deudas no es para él. Patrick Lights Leary es un hombre de honor, y no está dispuesto a que nadie pueda acusarle de lo contrario.
Como sucede en Sons of Anarchy con el club de motos, el mundo del boxeo y sus tejemanejes actúa aquí como mero macguffin o excusa para contar la historia de un hombre íntegro frente a un gran dilema. Claro que hay combates, y a menudo contienen escenas no aptas para corazones sensibles, pero Lights Out principalmente es un gran drama familiar con magníficas interpretaciones y secundarios de lujo.
Pues suerte o por desgracia, Lights Out no pasó de su primera temporada pero lo cierto es que importa bastante poco ya que, aunque algunas tramas secundarias quedan algo colgadas, la principal y más importante queda cerrada y bien cerrada (sí, así lo creo). ¿Quién sabe si una segunda temporada habría dado al traste con esta pequeña joya y se habría convertido en una Prison Break más? Si queréis comprobar si tengo razón FOX estrena el primero de sus trece episodios el próximo domingo 29 de abril. Ya me diréis.
Me la apunto. Creo que me gustará.
Interesante. Y mejor una temporada buena que media docena llena de altibajos.