El director y productor neoyorquino, Barry Sonnenfeld, vuelve con la tercera entrega de Men in Black para el deleite de los aficionados de esta mezcla de ficción y humor. Los agentes J (Will Smith) y K (Tommy Lee Jones y Josh Brolin, en su versión más joven) se enfrentan de nueva cuenta a la pequeña tarea de salvar al mundo. Anteriormente, nuestro compañero Carlos nos adelantó algo de la trama , y gracias a ello podemos pasar directamente a comentar algunos aspectos del film.
Al saber que la historia se centra en un viaje hacia atrás en el tiempo los pelos se ponen de punta. Y es que no es fácil que este tipo de narraciones se salven de dejar huecos o incongruencias cuando se ponen a jugar con lo que una vuelta al pasado puede modificar en el futuro. En este caso, el guionista Etan Cohen parece haber logrado mantener atados todos los cabos brindando una narración sin mayores complicaciones. Los interrogantes que se van presentando ante los ojos de un escéptico se resuelven a un buen ritmo manteniendo la atención y el interés hasta que la última de las incógnitas se despeja.
Este misterio final, de hecho, lleva de manera casi imperceptible el peso de la historia: ¿por qué demonios es tan agrio el agente K? Es evidente que una pregunta de esta naturaleza –si hacemos caso al psicoanálisis– lleva a escarbar en el pasado a fin de encontrar el evento definitivo y definitorio. Es por ello que el viaje del agente J no es sólo para salvar a su amigo, sino también para adentrarnos en la relación que hay entre ellos dos que, como sabemos, es una de las únicas que resultan posibles para estos agentes destinados al anonimato absoluto.
Es aquà donde se encuentra el mayor acierto de la pelÃcula. Se muestran las dificultades del aislamiento al que son sometidos los agentes de MIB –a diferencia de la anterior entrega donde se buscaba lo mismo a través del personaje de Rosario Dawson–, al mismo tiempo que conocemos mejor los detalles de las relaciones entre ellos. El ya mencionado Cohen logra un muy buen desarrollo de los personajes jugando con un K juvenil más relajado (con un destacable trabajo de Josh Brolin), un Will Smith que recupera el humor que le conocimos en la serie de los 90 “El prÃncipe de Bel-Air”, una siempre simpática Emma Thompson (agente O) y un villano que cumple sin sobresaltos con su rol (Jemaine Clement).
El personaje clave, no obstante, está en un perturbado Griffin (Michael Stuhlbarg) que permite resolver la mayor parte de las incógnitas e incongruencias que podrÃan presentarse ante el ya mentado viaje en el tiempo. Este alienÃgena tiene la peculiar capacidad de estar en varias dimensiones a la vez, lo cual se traduce en poder ver todos los futuros posibles. Con este planteamiento, que recuerda a las ideas del filósofo alemán Leibniz en torno a que estamos en el mejor de los mundos posibles, cualquier incongruencia puede resolverse diciendo: eso pasa en otro de los futuros posibles. ¡Simplemente genial!
De cualquier manera, no podemos dejar de destacar detalles que pueden quedar volando. Por ejemplo, no se explica cómo es que el agente K no recuerda la visita al pasado del agente J cuando éste regresa finalmente a su presente. Pero se trata de pequeños detalles que no dan al traste con una pelÃcula cargada de un humor sencillo, buenas secuencias de acción y una historia que realmente termina acercándonos a los personajes. Es por ello que Men in Black III representa, para mi gusto, la mejor de las tres partes y una excelente opción para pasar un buen rato de fin de semana si lo que se busca es relajarse y reÃrse. ¿Qué pensáis?
Sitio oficial | Men in Black III
Me encanta Will Smith y espero que esta tercera parte sea mejor que la segunda..