Terenci Moix tuvo dos grandes pasiones: el cine y el antiguo Egipto, y su alto grado de dedicación a estas dos pasiones ha dejado una enorme huella en su producción literaria.
Desde finales de los setenta, Terenci Moix ha sido una de las figuras más destacadas del panorama literario español pero con No digas que fue un sueño rompió todos los registros de ventas hasta ese momento desvelándose al gran público como un autor completamente maduro y con una prosa única por su belleza y precisión.
En esta novela se encuentran presentes todas las fases del amor, desde el enamoramiento a la indiferencia pasando por los celos, la pasión más incontenible o la más absoluta sumisión a la persona amada.
La reina Cleopatra llora la pérdida Marco Antonio, el gran amor de su vida, que ha terminado abandonándola. Sus corazones todavía se plantean los conflictos del amor y la pasión, lo que los llevará a tener nuevos encuentros y los encaminará a un desenlace fatal.
Enmarcada en el Egipto antiguo, la obra reivindica la figura de la reina Cleopatra Séptima, una mujer desfigurada por el mundo del cine y la cultura popular que en el fondo se revela como lo que era: una mujer más, con sus miedos y complejos, con sus ilusiones y sus planes.
Alrededor de la historia de amor entre Cleopatra y Antonio el autor nos hace viajar a Atenas, Roma y el Alto Nilo, salpicando la narración con personajes históricos como Cesarión, Octavio Augusto, Totmés u Octavia para llegar a reconstruir una época con detalle y representar con precisión cómo nacen y mueren las pasiones y los imperios.
El título, extraído de un verso de Cavafis, alude al enfrentamiento con la realidad que tendrán que acometer sus protagonistas y da un sentido maravilloso al libro y su mensaje identificando los periodos de enamoramiento con sueños que van más allá de todo cuanto habíamos podido imaginar.
Si os apasiona la buena literatura es un libro que no deberíais dejar pasar.