La industria del ocio electrónico ha seguido, hasta el momento, un desarrollo muy previsible, y bastante lógico: cada cierta cantidad de tiempo se lanzaba nuevo hardware más potente, gracias a los avances de la técnica de los años precedentes, y tanto consumidores como desarrolladores debían adaptarse al cambio de generación. El coste de la renovación era elevado, pero resultaba necesario para evolucionar, y hasta el momento el proceso se ha aceptado como inevitable y, en último término, beneficioso para todos los implicados. Pero los saltos tecnológicos a veces hacen tambalear lo que conocemos, y en este caso la necesidad de renovar nuestras consolas con regularidad parece que llega a su fin, o al menos la forma de hacerlo será radicalmente distinta.
Esto será posible gracias al concepto del juegos en streaming, en el que en nuestro hogar sólo hay un hardware muy sencillo conectado a Internet, que recoge las señales del controlador y las envía a los servidores remotos, donde los gráficos son procesados y enviados de vuelta en forma de vídeo. La idea es funcional, como demuestran OnLive y la compra de Gaikai por parte de Sony, los dos abanderados de esta nueva tecnología hasta el momento. OnLive se puede usar en ordenadores, tablets o en un económico dispositivo que se conecta al televisor, mientras que Gaikai por ahora sólo ha funcionado en ordenadores a través del navegador.
Esto nos lleva a que la consola, como aparato capaz de generar videojuegos, va a ir perdiendo valor. Siempre harán falta periféricos, como mandos o sistemas de control de movimiento, pero el software se procesará en la nube, y no será necesario renovar con frecuencia nuestros aparatos, ya que podremos disfrutar de mejores gráficos mediante las actualizaciones que las compañías llevasen a cabo en sus servidores remotos. Al principio es posible que se hagan imprescindibles adaptadores que permitan visualizar estos servicios en nuestras pantallas (ya sean consolas o máquinas diseñadas específicamente), pero con el tiempo los más populares se integrarán en los televisores inteligentes (un sector que explotará con el esperado iTV de Apple) y sólo habremos de añadir un mando.
En definitiva, es probable que la que se aproxima sea la última generación de consolas tal y como las conocemos. Sobre todo teniendo en cuenta que los videojuegos en streaming tienen como mayor problema la escasa velocidad de algunas conexiones de Internet, algo que en los próximos cinco años sin duda mejorará de forma apreciable. Quizá los más nostálgicos echemos de menos esas aparatosas cajas en las que insertábamos cartuchos o discos, pero la mayor parte de los jugones se verán muy beneficiados con este cambio de modelo.
¿Qué opinas tú de este nuevo paradigma para el ocio electrónico? ¿Piensas que mejorará nuestra experiencia, o consideras que los problemas que surgirán serán mayores que las ventajas?