(25) El club de los poetas muertos / Dead Poets Society – 1989 – Peter Weir
Oh capitán, mi capitán: Peter Weir consigue que se nos erice el bello cada vez que citan a Walt Whitman. Y resuenan los ecos de su exquisita narración en el Gran Cañón de nuestra memoria. No hace falta ser lector de poesía, solo ser sensible. Cuando los chicos suben a los pupitres, el realizador de la también brillante Master and Commander extrae lágrimas del pozo casi seco de nuestra rebeldía, y nos obliga a trepar encima de ese chico tímido que todos tenemos dentro. Cuando Ethan Hawke desoye al director de Welton, el estricto y elitista colegio de Nueva Inglaterra, nace el primer indignado.
John Keating no es solo un profesor de literatura y Robin Williams no es Robin Williams. Educa a sus alumnos para que piensen, para que sean críticos, no se centra únicamente en los logros académicos. No entrena soldados disciplinados, ni produce trabajadores en serie, no esculpe directivos sin compasión, quiere personas con criterio propio, ciudadanos. Ahora que se habla tanto de educación, alguno debería tomar nota de esta historia, rasgar alguna página del manual que le tienden los políticos, y ser valiente. Poner más pasión. En juego está nuestro futuro. Y nuestro presente. Carpe diem.
Sé que es arriesgado apostar por esta película habiendo dejado fuera otras más “valoradas”, pero es una historia generacional, lo siento. A mí me cazó muy joven y no puedo olvidarla. Oh, capitán, mi capitán… me subo al pupitre para presentar la siguiente película, porque hay algo que las une… ¡Yo soy Espartaco!
(24) Espartaco / Spartacus – 1960 – Stanley Kubrick
Sí, sé que piensas que me refiero a la conmovedora escena en la que todos los esclavos se van levantando y gritan la famosa frase, pero no. Espartaco empieza donde termina El Club de los poetas muertos. Hombres que se revelan ante la humillación y luchan por cambiarlo.
Kirk Douglas es Espartaco, con su legendario hoyuelo en la barbilla, ese esclavo tracio que promovió y dirigió una rebelión (73-71 a. C.) contra la República romana. A medida que se abrían paso por el país, se iban sumando al levantamiento más esclavos, y su ejército se hacía cada vez más poderoso. Roma tembló. Y yo siento un arrebato, fiebre en el estómago, cuando escucho a Espartaco arengar a sus muchachos. Él quería llegar al sur de Italia para embarcar rumbo al paraíso, pero…
Una película épica, que seguramente inspiró a Mel Gibson para su Braveheart. Me apuesto una oreja. El más perfeccionista entre los perfeccionistas, el señor Kubrick, se unió al proyecto con el rodaje ya comenzado y no pudo planificar esta aventura como él hubiera querido. Guardó su sello personal para el resto de su primorosa filmografía. Sin embargo, el guion de Dalton Trumbo, uno de los diez de Hollywood, era tan sublime, inteligente, homérico, comprometido incluso, que pudo saltar a la arena del circo romano bien armado, no hay gladiador que pueda borrar la huella que te deja esta película.
Si los diálogos son magistrales y la banda sonora eterna, el reparto es un lujo: Ustinov y Laughton son Dioses. Todos. Una aventura que te pellizca, un incendio que apagas con tus propias manos. La secuencia final es impresionante. El camino de crucificados hasta las mismas puertas de la Roma majestuosa. Ahí te das cuenta que vas a llorar. Varinia (Jean Simmons), en su huida, reconoce a Espartaco en la cruz. Y le enseña a su hijo, orgullosa. Su hijo libre. Los ojos centellean.
(23) Ladrón de bicicletas / Ladri di biciclette – 1948 – Vittorio De Sica
¡Plas! Una bofetada. No puedes morir sin haber visto al menos una vez esta película. No te dejo. Para mí es la obra cumbre del neorrealismo italiano, pero que no te asusten estas palabras rimbombantes. Es una historia sencilla y muy entretenida, enmarcada en la Roma de la posguerra, una Italia desolada después de la mayor masacre de la historia de la humanidad. No es un documental, es algo mucho más descarnado, es una radiografía. Una radiografía de la sociedad… actual.
Un obrero en paro consigue un humilde trabajo pegando carteles. Solo hay una condición: necesita una bicicleta. Para ir a currar tendrá que recuperar la suya en la casa de empeños. El primer día descubrirá que por mucho que su país jadee barrido por la miseria, no quiere decir que esté moribundo, ni reluciente, un descuidero muy vivo le limpia la bicicleta. La persecución es angustiosa, sabemos lo que significa para él ese trasto viejo. Pronto pierde la pista, y en sus ojos vemos la desesperación. Es su clavo ardiendo, y quema, pero tiene que continuar su búsqueda, no hay otra. Hasta que…
La frustración, la injusticia… y una tentación. De Sica nos regaló este impagable y desgarrador cuadro para mostrarnos el afán de supervivencia. Si crees que Roberto Benigni en La vida es bella retrató como nadie lo que un padre haría por su hijo… necesitas ver Ladrón de bicicletas. Unas gotas de realidad.
Todo tiene remedio… menos la muerte
Del 22 al 20: El hombre tranquilo, Entre copas, El extraño viaje.
MI LISTA de las 25 películas.
La tercera la tengo olvidada (¡me has dado una excelente excusa para revisitarla). Las dos primeras son de mis favoritas. Sigo emocionándome cada vez que veo “El club de los poetas muertos”. Y tu crónica es excelente.
Gracias, Fernando. Espero que te gusten las próximas también. O no… y así discutimos un poco de cine… 🙂
Eso està hecho
COMO ES POSIBLE QUE NO ESTE…?? ah no mentira todavia faltan otras jejeje siempre me divierten los debates que empiezan aquellos que no encuentran su pelicula favorita en un listado basado en la opinion de otro
muy interesado en ver las que vienen a ver que descubrimiento de buena peli consigo por aqui. saludos desde venezuela.!
Gracias, Nelson. Justamente esa película que estabas pensando sí está. 🙂 Yo soy el primero que critica las listas de otros, así que vengo preparado para el debate. De todas formas, es imposible concentrar todas las películas que me gustan en 25. Imposible y frustrante. 🙂
¡Un saludo!