Turrón, turrón, turrón, ese dulce que se suelda a nuestro cuerpo como si fuera una lapa, y que está tan rico. Ñam, ñam. A mí me encanta el de chocolate. ¿Qué serían las Navidades sin “El Almendro”, sin “1880” o sin “Antiú Xixona”? ¡Nada! Podemos quedarnos sin buey y sin mula, pero jamás podremos renunciar a este manjar. Para que quede claro, por si has nacido en Manchester o en Zihuatanejo. ¿Qué es el turrón?
El turrón es una masa dulce obtenida por la cocción de miel (o azúcares) a la que se incorporan almendras peladas y tostadas. A dicha masa se le puede añadir, o no, clara de huevo para que emulsione. Dicha pasta es posteriormente amasada y tradicionalmente se le da forma final de tableta rectangular o torta.
Obviamente, tú ya lo sabías. Qué te voy a contar a estas alturas de la vida. No abras la boca, la teoría es demasiado fría, son solo palabras, no capta el sabor, la textura… ¡Ah! Lo que puede que no sepas, y yo te podría explicar, es el origen de este dulce. Te cuento, algún Arguiñano que salivaba como un oso con la miel, alérgico a lo verde y al perejil, lo concibió y preparó por primera vez hace muchos siglos. Se sospecha que ya en la época griega se preparaba una pasta compuesta por frutos secos (almendra principalmente) y mieles. Y no era una delicia exclusiva de los “gorditos”, los deportistas griegos la usaban como producto energético para participar en los Juegos Olímpicos. Una especie de Isostar, un Monster más natural. Impresionante.
A lo que iba, el origen. No es tan complejo como una película de Christopher Nolan, pero existen diferentes versiones. La primera, la que menos padrinos tiene, es la siguiente. Un artesano de Barcelona apellidado Turró, elaboró un alimento con materias primas abundantes en la región, pensó que sería un recurso básico en épocas de escasez y hambrunas. Los defensores de esta versión son unos linces, y presuponen que el nombre de turrón proviene del apellido de dicho artesano. Una hipótesis sesuda. Los descendientes del señor Turró deberían dar un poco más la turra al president Mas, porque de momento es la teoría menos respaldada.
Otras fuentes especulan con la posibilidad de que el turrón naciera tras un concurso propuesto por los árabes. Tiene su lógica, verás. Querían encontrar un alimento nutritivo que se conservara en buenas condiciones largas temporadas y que además, sus ejércitos pudieran transportarlo fácilmente. Sin peligro de intoxicación.
En Jijona o Xixona, existe una leyenda que nos aclara cómo se originó el turrón. Algo totalmente científico, y no quiero que pongas ni una pega:
Por aquellos tiempos, el rey contrajo matrimonio con una princesa escandinava, por lo cual esta tuvo que venir a estas tierras dejando atrás su frío país de origen. La princesa se sintió muy triste al no poder disfrutar de los bellos paisajes de su país llenos de nieves perpetuas. El rey, desesperado por ver a la nueva reina decaída, para evitar su tristeza, tuvo la idea de plantar por todos sus territorios, alrededor del castillo, miles de almendros. De este modo, cuando los almendros florecieron, sembraron el paisaje de tonalidades blancas, de tal modo que todo parecía nevado, y la princesa volvió a recuperar su felicidad. Los habitantes de Jijona, a partir de ese momento, aprendieron a recoger los frutos de los almendros y a tratarlos, elaborando así las primeras muestras de turrón y derivados.
Amén. Yo me lo creo tal cual. Palabrita del niño Jesús. El 7 de enero empiezo un régimen. Otra vez.
Te has olvidado de Suchard! 🙁
Jajaja Vaya, perdón. Menudo error. 🙂 Para compensar, este año solo compraré Suchard…