Pablo Veronés – Venus y Adonis – 1580 – Madrid – Museo del Prado.
Vamos a analizar los enfoques que hacen de los amores de Venus Pablo Veronés y Tinttoreto, dos pintores pertenecientes a la Escuela Veneciana del siglo XVI.
En estas obras podemos observar a Venus. Diosa de la belleza y el amor. Deidad Olímpica, hija de la sangre del celeste Urano y la espuma del mar, madre de Cupido y Anteros, por obra de Marte. También por designio de Júpiter fue esposa de Vulcano. Considerada como la más bella de todas las diosas, ganadora de la “Manzana Dorada”. Posee un cinturón mágico llamado “Kestos Himas”, el cual hace que todos los dioses y hombres se enamoren de ella.
También podemos ver a Vulcano. Los griegos lo llamaban Hefesto. Dios del fuego y de las artes manuales, como carpintería y herrería. Esposo legítimo de Venus por designio de Júpiter. Dios Olímpico, hijo de Júpiter y Juno. Patrón de herreros y orfebres. Cuando su madre vio que Vulcano era feo, se disgustó y lo echó del Olimpo, quedando cojo al caer a la Tierra. Se quedó en el Monte Etna, donde estableció su fragua en pleno corazón de la montaña, ayudado por los cíclopes, quienes le enseñarón a crear diferentes objetos de los metales que encontraban debajo de la tierra.
Marte aparece en las dos obras, en la de Tintoretto, escondido debajo de la cama. Es el dios de la guerra, hijo de Júpiter (simbólicamente aparece en forma de flor) y de Juno. Se le representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado. El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. Tuvo dos hijos con Venus: Fuga y Timor (Deimos y Fobos para los griegos).
En la obra de Pablo Veronés, Venus y Adonis, podemos observar a los amantes. Adonis gran cazador, que un día se internó en el bosque donde inesperadamente descubrió a la hermosa Venus. Ésta jugaba con su hijo Cupido, que hirió a su madre en el pecho con una de sus flechas, desencadenando en ella el amor impetuoso por el joven. Venus estaba enamorada apasionadamente de Adonis, lo seguía dondequiera que iba y le convirtió en su amante.
Todo es perfecto en la escena, Adonis, dormido, es abanicado por la diosa, mientras que Cupido impide que uno de los perros turbe su reposo. El fondo del paisaje poblado por una lozana arboleda y con un celaje azul intenso recorrido por nubes deshilvanadas, transmite asimismo una sensación de paz y bienestar. Venus conocía el adverso destino de Adonis si éste se enfrentaba con animales feroces, y por ello procuró apartarle del peligro que le acechaba. A pesar de sus advertencias, el héroe partió de caza tras un jabalí, que le atacó brutalmente, y le provocó la muerte. Venus rota por el dolor, hizo nacer de la sangre derramada de su amado la bellísima flor de la anémona.
La obra de Jacopo Tintoretto, Venus, Vulcano y Marte, está realizada en óleo sobre lienzo. Fue pintada hacia 1555. Se trata de una escena doméstica de carácter erótico. La obra nos narra los amores entre los dioses Venus y Marte, nos da indicios de que han estado juntos. Tintoretto desdramatiza la situación con un Marte bajo la cama, que se oculta. El amante es casi delatado por los ladridos del perro, y el viejo Vulcano, su marido, se acerca y descubre el pubis de su esposa. En una cuna, detrás, Cupido duerme.
La pintura de Carracci junto con la de Veronés y la de Tiziano describen tres momentos sucesivos de esta historia, narrada por el poeta Ovidio en Las Metamorfosis. Los amores entre Venus y Adonis se desencadenan en el cuadro del boloñés y discurren hacia su trágico final en los lienzos de los dos maestros venecianos.
Los generosos desnudos femeninos y la pasión amorosa de sus protagonistas, otorgaron a este relato un carácter lascivo y sensual que fue juzgado excesivo hasta la segunda mitad del siglo XIX, por lo que estas pinturas fueron relegadas a la Sala Reservada del Museo del Prado.
¿Creéis que estas obras fueron la excusa para realizar imágenes eróticas? ¿La mitología fue aprovechada para tratar temas poco morales para la época?
Desde luego que sí. En todas las épocas se ha intentado esquivar la censura oficial. Recurrir a los clásicos casi siempre resultaba. Muy buen artículo, era uno de mis temas favoritos en la facultad.