Pronto se cumplirán cincuenta años desde que Neil Armstrong pronunciase su histórica frase:
That’s one small step for man, one giant leap for mankind (Es un pequeño paso para el hombre, un salto de gigante para la humanidad).
Esta hazaña quedó impresa de manera indeleble en todos los niños (y no tan niños), de aquellos fascinantes años 60 del siglo pasado. Aún hoy, muchos españoles desconocen que nuestro país jugó un papel decisivo en hacer posible la gesta que cambió para siempre el equilibrio en el marcador de la carrera espacial que los Estados Unidos mantenían con la hermética Unión Soviética.
Poner una misión tripulada en la Luna y lo que es más importante, conseguir que vuelva a la tierra de una pieza, es una tarea muy compleja. Los fans de las misiones espaciales y del proyecto Apolo en particular, lo pudieron visualizar en la inolvidable película, Apollo XIII.
En esta película se retratan los múltiples factores a tener en cuenta para que una nave espacial siga viva. Lo que no se cuenta (en la película queda en un segundo plano), es el importante asunto de las comunicaciones y el seguimiento de la misión: es aquí donde España tuvo una participación destacada.
La rotación de la tierra hace imposibles unas comunicaciones por radio ininterrumpidas hacia un punto fijo del espacio, desde un punto fijo sobre la superficie de la Tierra. La solución parecía bien simple: colocar estaciones de seguimiento situadas cada 120º, de tal forma que siempre se tuviese “a la vista” la Luna y por tanto, la cápsula espacial. A esta afirmación sólo hay que hacer una puntualización: como es lógico, se pierde toda comunicación con el módulo de mando en el momento en que está orbitando por la cara oculta de la luna, ya que esta se interpone entre la nave y la tierra (también durante la reentrada, pero eso ya es por otros motivos que no vienen al caso ahora).
Como es de esperar, una de estas estaciones de seguimiento estaría en Estados Unidos (Goldston, California). Pero, ¿dónde situar las otras dos? Una búsqueda de localizaciones guiada por la ubicación de aproximadamente 120º hacia el este y hacia el oeste, situó una de las estaciones en un pequeño pueblo de la Sierra de Madrid, Robledo de Chavela (la tercera, quedó ubicada en Camberra).
Esta red de comunicaciones recibió el sugerente nombre de Red del Espacio Profundo, Deep Space Network, dependiente del famoso Jet Propulsion Laboratory, aún hoy se sigue llamando así.
En la actualidad, el MDSCC (Madrid Deep Space Communications Complex) sigue participando en el seguimiento de la práctica totalidad de misiones de la NASA, entre las que destacan la mítica misión Voyager, cuyas sondas 1 y 2 ya han abandonado nuestro Sistema Solar, o los rover que deambulan por Marte.
La estación de seguimiento de Robledo de Chavela, (que es como se conoce popularmente a la MDSCC), es bien conocida sobre todo por los que ya peinan canas, porque el régimen de Franco se aseguró de dar difusión al importante papel jugado por España en la gesta del Apolo XI. Este papel se vio acentuado por el hecho de que la estación que controlaba las comunicaciones con el módulo Eagle en el preciso momento del alunizaje, era la de Madrid.
Pero lo que mucha gente no sabe, es que el complejo tiene un centro de visitantes con un modesto pero interesante museo, así como una sala de proyecciones con una programación de audiovisuales que se renueva periódicamente y lo que es más interesante aún: también tienen una tienda de regalos, donde se puede comprar merchandising auténtico de la NASA.
La exposición cuenta con numerosos elementos auténticos procedentes de misiones. Algunos, son sólo atractivos para los muy tekkies o para técnicos con conocimientos de electrónica, (como por ejemplo conectores y consolas de instrumentos), pero otros son muy atractivos, como antiguos trajes espaciales y maquetas a escala, entre las que destaca una espectacular reproducción 1:1 del rover Spirit (u Opportunity, según se mire…).
Así que ya lo sabes: si vives en Madrid o tienes pensado visitar Madrid, reserva una mañana para visitar el complejo. Sólo la visión de las imponentes antenas apuntando hacia el universo (y por supuesto, la belleza de la sierra de Madrid), ya hacen que merezca la pena acercarte hasta este lugar de peregrinación de los amantes de la NASA y del Espacio.
Una sugerencia: aprovecha para visitar El Escorial y por supuesto, comer por la zona, no te defraudará…
¿Has visitado otros centros de la Nasa? ¿Eres fan de la NASA? Espero tus comentarios sobre la visita o tu opinión sobre los viajes espaciales.
Interesante descubrimiento el museo de Robledo. Yo acabo de ir, te dejo aquí mi experiencia por si sirve a alguien: http://teclaroja.blogspot.com.es/2013/03/visita-al-museo-del-espacio-en-robledo.html
Saludos !!