Sergey Brin, creador de Google, fracasó anteriormente con una web para pedir pizza por fax

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El éxito siempre viene precedido del fracaso, antes de sacar adelante una idea revolucionaria deberemos equivocarnos con proyectos sin posibilidades. Estas verdades, que cualquier emprendedor acaba por sufrir en sus propias carnes, también han afectado a Sergey Brin, uno de los fundadores de Google, que en su momento intentó diseñar un portal de Internet en el que los pedidos de pizzas se trasladaban vía fax a los establecimiento. El resultado fue un grave descalabro, pero del que aprendió valiosas lecciones.

¿Pensabas que para fundar un imperio como el de Google resulta necesaria una mente preclara capaz de sortear cualquier error? Pues lo cierto es que detrás de la empresa del buscador hay personas normales, que tuvieron visión de futuro, suerte y ostentaban un bagaje de proyectos fracasados anteriores que les daban una perspectiva sobre cómo afrontar su nueva aventura. Es el caso de Sergey Brin, fundador de la multinacional de Mountain View junto con Larry Page, que en una conferencia reciente dentro del Google Solve for X (que pretende atajar algunos de los grandes problemas humanos) nos habló de cómo en su etapa universitaria intentó sacar adelante un proyecto sin éxito.

Imagen de Sergey Brin, fundador de Google

La idea era poder pedir pizza por Internet, en una época en la que parecía impensable que uno de estos establecimientos permitiera pedidos online (hablamos de 1993). El portal diseñado por Brin recogía la solicitud, y automáticamente la transformaba en un documento, que era enviado a la pizzería mediante fax. Las primeras pruebas fueron de lo más desalentadoras, ya que este tipo de restaurantes solía tener fax, pero lo revisaban muy de vez en cuando, por lo que resultaba imposible que sirvieran el producto con la agilidad requerida. Ante este insalvable impedimento, la idea fue rápidamente desechada y dejada atrás.

La moraleja que debemos sacar de esta historia es que fracasar no es malo, resulta inevitable y necesario. Pero hemos de ser ágiles al reconocer un error, dejar atrás el proyecto sin posibilidades y encaminarnos hacia un futuro más prometedor. Si Sergey Brin no lo hubiera hecho así en su momento, seguramente no hubiera podido poner Google en marcha en 1996, y a día de hoy no sería partícipe de una de las empresas más prósperas y con mejores perspectivas del mundo. Todo una lección que cualquier emprendedor debería tener en cuenta, y que demuestra que el éxito depende tanto de aprovecharse de las oportunidades como de dejar atrás las ideas que no acaban de funcionar.

¿Qué te parece esta anécdota? ¿Crees que encierra una enseñanza valiosa, o piensas que la propuesta original de Brin fue evidentemente disparatada desde el primer momento?

Archivado en Google, Sergey Brin
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