Amores imposibles: Apolo y Dafne (Bernini)

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Seguimos con la mitología en el arte, hoy nos vamos a acercar al grupo escultórico de Apolo y Dafne. Es una obra de juventud de Bernini, encargada por el cardenal romano Scipione Borghese para los jardines de su villa. Este periodo hacia 1620 corresponde con la época clásica dentro de la obra de Bernini. La obra refleja un amor imposible de Apolo, dios de la belleza, y Dafne, una ninfa que no corresponderá al amor del dios. ¿Te apetece conocer a Bernini y el desenlace de esta historia?

Bernini

Apolo y Dafne – Bernini, Gian Lorenzo – 1598-1680 – Barroco – Talla (Mármol) – 243 cm. Alto – [Galleria Borghese, Roma]

Gianlorenzo Bernini, nacido en Nápoles en 1598. Trabajó para el cardenal Scipione Borghese, quien le convirtió en su protegido. De esta primera época es su Apolo y Dafne, una obra caracterizada por una evolución de su estilo hacia la individualización psicológica de los personajes, repletos de fuerza interior, y la delicadeza de los acabados.

Bernini fue el primer artista que se atrevió a plasmar el movimiento y captó de forma magistral “el instante”. La sutileza psicológica de las expresiones de Apolo y Dafne, y cómo Dafne se da la vuelta, aterrorizada al sentir la mano de Apolo.

Esta escultura recoge el tema planteado en los versos de La metamorfosis de Ovidio, en el que se comenta este mito griego de amor imposible: Dafne era una ninfa hija del dios-río Peneo. El dios Apolo amaba a Dafne, estaba obsesionado con la ninfa, pero ella no le correspondía.

Hasta que llego el fatídico día, Apolo perseguía a Dafne y ésta huía de él hacia las montañas. Cuando el dios estaba a punto de alcanzarla, la ninfa rogó a su padre, a Zeus, que la metamorfoseara para poder escapar del dios. Su petición fue escuchada, y al momento la joven comenzó a transformarse en un laurel.

La obra plasma el instante mismo en que Apolo alcanza a tocar a Dafne, un instante, en el que se produce la transformación de la ninfa.

La escultura refleja un amor imposible, entre Apolo, que es el dios de la belleza, y Dafne, una ninfa. La obra de Bernini es muy sutil, transmite emociones a través de la talla del mármol, cuyo pulimentado delicado, de una suave textura que aplica en el cuerpo de Dafne, se acentúa por su contraste con la aspereza del tronco del árbol en que se esta transformando.

Capta el momento culminante de la metamorfosis y su carga dramática. Por todo esto es una obra característica del periodo barroco.

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La obra se organiza en diagonales, suman gran dinamismo al propio movimiento de los paños y cabellos arrastrados por la inercia. La inconclusa transformación de Dafne, mitad mujer, mitad laurel, nos trasmite la visión de Bernini sobre los cambios de la materia y el transcurso del tiempo.

Apolo y Dafne están inspirados en modelos de la antigüedad y de la idealización clásica. El movimiento es de un gran realismo.

Toda la composición está llena de un gran dinamismo y difuminación. Se trata de una escultura exenta, Bernini la diseñó para ser observada desde un punto de vista concreto. Concepción eminentemente pictórica y que se atenía al precedente renacentista, según el cual una acción debe representarse desde una perspectiva única.

El grito de horror de Dafne y el rostro sorprendido de Apolo nos muestran un contraste de actitudes que reflejan el interés por la representación de las emociones, “los afecti”. También aquí es aplicable la lectura de carácter moral, como premio a la virtud y a la virginidad.

Bernini estaba interesado por la luz y su potencial dramático, así trabajó la apariencia de los cuerpos, puliendo algunas zonas para que la luz los acariciara. Su preocupación llegó hasta tal punto que vació el espacio alrededor de los ojos, para crear el sutil efecto azulado de una ojera.

En cuanto a la estructura, se trata de una composición abierta, con los brazos extendidos y proyectados así hacia el exterior, al igual que los cabellos que ondean los ropajes volados y los cuerpos casi unidos.

Consigue un ritmo a través de las piernas en paralelo y los cuerpos, junto al paño de Apolo. Se crea una sensación de movimiento ascendente y tensión, que transmite el sentido del movimiento con gran fuerza. A todo esto, hay que añadirle una carga de sensualidad, muy al estilo de Bernini, influido por Miguel Angel, (el clasicismo greco-romano).

La innovación en esta obra es acercar al espectador, haciendo a éste partícipe de la acción. Es por ello considerado, Bernini, como uno de los creadores del Barroco. Bernini combina de forma sutil, la belleza idealizada de lo clásico con el movimiento barroco, rompe el estatismo renacentista con la libre expresión de sentimientos.

¿Bernini te transmite toda la carga dramática en su obra? ¿Lo consideras el introductor de la escultura en el Barroco?

Archivado en Arte, Escultura, Mitología
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Comentarios (17)

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  • Nacho dice:

    Antes de nada: Felicidades por el artículo, porque es soberbiamente bueno! Esta obra me encanta 🙂

    Precisamente vengo de estar hace poco una semana en Roma, y cómo no podía ser menos fui a visitar la Gallería Borghese… Antes de ir, sin duda esta era la obra que más ganas tenía de ver de todo el museo, pero en la sala contigua hay otra escultura que me quitó el aliento, y también trata de una relación imposible. Me refiero a “El rapto de Proserpina”, totalmente alucinante cómo se consigue expresar tanta delicadeza y emoción en el mármol tallado…

  • Rosa dice:

    ¡Gracias Nacho!. Pues nada, en breve analizaremos “El rapto de Proserpina” 😉

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