Acercándonos al arte: la sensualidad de Rubens (barroco flamenco)

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Una de las características básicas del Barroco centroeuropeo (flamenco) es su carácter mercantil. Holanda es una pequeña república de comerciantes, de vocación marítima y próspera población de burgueses que desean emular a la nobleza. Siendo sus casas de menor tamaño que los palacios encargan pequeños cuadros decorativos, con temas hermosos. Rubens es uno de los máximos representantes de este tipo de obras, de pintura sensual y líneas sinuosas. Pintó mujeres rotundas y a la vez delicadas. Conoce a este artista, amante de la sensualidad.

Rubens

Rubens, Peter Paulus – 1639 – Museo del Prado (Madrid) – Barroco Flamenco – Óleo – 2,21 x 1,81 m

Pedro Pablo Rubens nació en Siegen, Alemania, el 28 de Junio de 1577. Estudió y trabajó en Venecia en talleres de importantes maestros hasta que en 1600 conoció a Vincente Gonzaga, quién en marzo de 1603 le envió a Madrid con unas obras de arte para el Rey.

Este fue su primer contacto con la monarquía española. En 1609 se casó con Isabel Brant, quien falleció en 1626. En este periodo realizó varios e importantes trabajos como El techo de la Iglesia de los Jesuitas en Amberes o varios lienzos para el palacio de Luxemburgo.

Casó en segundas nupcias con Hélène Fourment. Realizó obras para la Corte inglesa y española siendo su último trabajo para el pabellón de caza de Felipe IV. Falleció el 30 de Mayo de 1640 después de una larga enfermedad que limitó su producción pictórica en sus últimos años de vida.

En esta obra, el tema está inspirado en la mitología griega, según la cual Las tres gracias (Eufrosina, Talía, y Aglae) hijas de Zeus y de la ninfa Eurymona, eran las diosas del encanto, la alegría y la belleza. Solían acompañar a las divinidades del amor, Afrodita y Eros. Presidían los banquetes, las danzas y el resto de actos sociales placenteros.

En un principio se representaba a Las tres gracias como doncellas vestidas que se abrazaban y se daban las manos; pero, con el tiempo, fueron apareciendo desnudas y llevando atributos florales o musicales.

Es probable que la referencia a las fuentes clásicas, muy habituales en el barroco, sólo fuera un pretexto para realizar un estudio del desnudo femenino, que Rubens pintó de acuerdo con los ideales estéticos de su época, tan alejados de los actuales.

La gracia de la derecha es la primera mujer del pintor, Isabella Brandt; la situada a la izquierda, Helena Fourment, la segunda esposa. El artista conservó las tres Gracias hasta su muerte. Su condición económica y social le permitió pintar por gusto y no sólo por encargo.

Helena Fourment estuvo a punto de quemar el cuadro por la sensualidad que desprende. Finalmente el rey Felipe IV de España lo adquirió en la subasta de bienes que se llevó a cabo a la muerte del pintor.

El dibujo enérgico y seguro, de pinceladas largas y vibrantes, sobre las que se aplican toques sueltos, ricos en pasta, es una obra tardía del pintor, el cual utilizó trementina para conseguir una mayor fluidez en la consistencia de los colores, experimentando así un ligero cambio en la técnica y pincelada.

Rubens

El color de las carnes blandas de las tres Gracias es fruto de la combinación de los tres colores primarios: rojo, amarillo y azul. Una espléndida luminosidad invade la escena, que tiene lugar en el exterior.

Con el fin de acentuar la sensualidad de los cuerpos de las tres mujeres, el artista hizo que en sus siluetas predominaran las líneas sinuosas.

Las tres jóvenes entrelazadas forman un pequeño círculo, de manera que una de ellas da la espalda al espectador. Las mujeres, rotundas y en primer plano, están o bien desnudas o bien cubren pequeñas partes de su cuerpo con gasas.

Se aprecia una gran delicadeza en los gestos de estos personajes femeninos a punto de empezar una danza, como indican sus pies derechos retrasados. La sensación de movimiento es excelente.

Posee una gran gama de color, una técnica esmaltada y una reciente limpieza. En el fondo, observamos un paisaje idílico, con animales que pacen. La escena está enmarcada con guirnaldas de flores, podrían haber sido pintadas por algún discípulo suyo. Un tronco, una rama de árbol, y un cupido con el cuerno de la abundancia vertiendo agua. El fuerte foco de luz que utiliza el maestro resalta el colorido perlado de las muchachas.

Destaca por la sensualidad, dinamismo, los colores cálidos y suntuosos, influencia de Tiziano y de la escuela veneciana; por las formas hercúleas y robustas, inspiradas en Miguel Ángel; y por el tratamiento de la luz, basado en Caravaggio. Su arte influyó en artistas de épocas muy dispares.

Las tres figuras están conectadas entre sí a través de los brazos, el velo y sus miradas, es decir, psicológicamente, dando así nueva unidad al grupo. También ha cambiado el canon de belleza, con mujeres entradas en carnes pero proporcionadas, elegantes.

¿Consideras este canon de belleza más atractivo que el de la estética actual?

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