Descubre cómo hacer retratos dignos de un artista

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Retratar a alguien es algo que hacemos mucho antes de que la fotografía estuviera en la cabeza de Niépce (padre de la fotografía). La pintura es la madre del retrato y por tanto, muchas de sus normas se remontan al tiempo de las pinceladas. Pero ser un artista del retrato ya no está sólo en las manos habilidosas de un pintor, descubriendo algunos simples conceptos os engancharéis a los retratos.

Retrato de una mujer en primer plano

Captar el alma de una persona en un retrato es una tarea mucho más complicada de lo que generalmente se piensa. Pero para llegar a ese punto tenemos dos caminos diferentes, uno de ellos es el talento y el otro el estudio y práctica de la técnica. Para tomar el primer camino el billete no es fácil de comprar, pero para el segundo tenemos múltiples oportunidades de tomar el tren. Preparados porque llegamos a la primera estación.

La iluminación

Esquema de la temperatura de color alo largo del día La iluminación ideal para retrato sería una luz suave o difusa. Por lo que si realizamos las tomas en el exterior (muy apropiado para si estamos empezando) lo ideal será colocar al modelo en la sombra. Tendremos que evitar las sombras duras, pues estas puede que enfaticen rasgos que no deseamos destacar. Por ello, las mejores horas para realizar esta labor será temprano por la mañana o a última hora de la tarde. Si no buscas necesariamente los colores del amanecer o atardecer, las horas que podéis encontrar en la franja azul del esquema junto a este párrafo serían las ideales. Evitando sin duda el medio día, pues cuanto más vertical se encuentre el sol respecto a nosotros más contrastada será la iluminación, dejando poco margen tonal entre luz y sombra.

Para intentar solventar el problema de las sombras, podemos intentar rellenar con luz esta oscuridad. La forma de solucionar esto suele ser muy sencilla, basta con usar un reflector y aprovechando la fuente de luz (natural o artificial) que ilumina a nuestro modelo. Esto suavizará las sombras y ganaremos una imagen más rica en tonos. De este modo, aunque nos encanten los retratos con alto contraste, tendremos el máximo de información posible en nuestro original. Ya experimentaremos con los extremos cuando controlemos bien la luz.

La mirada

Retrato en blanco y negro realizado por Laura de MingoSi el retrato fuera una película, los ojos serían los protagonistas. La mirada es el espejo del alma y para conseguir un gran retrato, necesitamos captar algo de alma en la imagen. Para ello es fundamental que los ojos del sujeto a fotografiar estén enfocados. Y hablo de sujeto, porque no me refiero exclusivamente a personas. Si retratas animales, por ejemplo tu perro, también tendremos que fijarnos en su mirada.

No importa que mire o no a cámara, debemos siempre distinguir su mirada con claridad. Curiosamente si fotografiamos a alguien con gafas de sol, también sentiremos esa necesidad de nitidez en este complemento. Los ojos pueden estar ocultos bajo unas gafas oscuras, pasando a ser la mirada del retratado.

Otro dato a tener en cuenta con la mirada es que si la persona (o animal) fotografiada mira hacia otro lado que no sea la cámara, debemos dejar aire para que esta imagen no sea agobiante. Es decir, cuando hablamos de aire significa que dejamos espacio libre en la imagen. Pues si retratásemos a alguien mirando a la derecha y a la vez disponemos su rostro en el lado derecho, dejando espacio libre a su espalda, inconscientemente estamos enviando un mensaje de acorralamiento y agobio al que lo vea. Un ejemplo de un retrato dejando aire ante la mirada es este retrato de un gato que os mostramos junto a estas palabras.

Retrato gato dejando espacio libre hacia donde mira

La composición

Componer es el acto que hacemos en el momento en que dirigimos la cámara hacia algo. Es decir, la base es la elección de cómo retratar el qué. Por ello, aprender de composición es una de las claves más destacadas para mejorar en cualquier disciplina plástica. A continuación vamos a conocer algunas recomendaciones:

La regla de los tercios: Ya os hablamos de esta regla fundamental de la composición en Secretos revelados, en la que dividimos la imagen en tres partes tanto horizontal como vertical. Es muy fácil de aprender y notaréis cómo con su ayuda creáis composiciones más interesantes.

Puntos de vista: Si jugamos cambiando nuestro punto de vista podemos conseguir que el sentido de la imagen cambie por completo. Por ejemplo si fotografiamos apuntando hacia arriba (plano contra-picado), la persona adquiere valores como poder u orgullo. Sin embargo si al contrario fotografiamos de arriba hacia abajo (plano picado) el lenguaje simbólico cambia a humildad o debilidad. Por lo tanto, si queremos enfatizar que una persona es poderosa, bajar el punto de vista incrementará esta idea.

Distingue entre figura y fondo: al tratarse de retratos la figura siempre será a quien tomemos fotos. No obstante, es importante tener claro qué queremos destacar. Puede que hagamos un retrato con más gente alrededor y entre esa marea deseemos resaltar a una persona. En este caso, el resto de personas se convierten en fondo.

Crea líneas: El ser humano necesita buscar sentido a las cosas. Por ello, si organizamos la información en una imagen esta nos resultará más atractiva. Un buen recurso es usar las líneas imaginarias que la gente, los objetos o el paisaje nos regalan para dirigir al espectador.

Retrato de grupo que forma una línea diagonal

Óptica y apertura del diafragma

Cuando te aficionas a la fotografía empiezas a escuchar que la gente te habla de objetivos más o menos luminosos, angulares, teles o zoom y piensas ¿Qué me estas contando?. No os agobiéis con esto, sobre los objetivos lo que primero debemos saber es que existen cuatro tipos: Teleobjetivo, normal, gran angular y macro. Y que la diferencia entre uno y otro es la distancia focal, que se establece en milímetros.

Gran angular: Entre 18 y 35 mm, suele ir en la bolsa de trasporte del paisajista. – Normal: Es el objetivo de 50 mm, es el más cercano al ángulo de visión humana. – Teleobjetivo (Tele): Van desde los 70 mm en adelante y son los reyes del retrato. Son perfectos para esta labor porque suavizan los rasgos al tender a estrechar las distancias. A demás, nos ofrece la posibilidad de hacer primeros planos sin invadir el espacio vital del modelo. – Macro: Estos son específicos para la fotografía macro y permite enfocar a distancias muy cortas.

En relación a la apertura del diafragma lo ideal sería usar la máxima posible (nº f más bajo) para asegurarnos de tener nitidez y una profundidad de campo mayor. Si usamos teleobjetivos, debemos contar con que al ser menos luminosos de por sí, ya se hace necesario usar una apertura alta.

Rompe las reglas con cabeza

Sombra sobre arena de una persona que se retrata a sí mismaEn este último punto nos paramos a pensar en la famosa frase: Las reglas están hechas para romperlas. Pues los mejores retratos rompen todas las claves que os hemos comentado anteriormente para lograr lo deseado. Lo primordial es que si realizamos un retrato, el resultado final sea el que nosotros queríamos. Por ello, a veces rompiendo estas normas conseguimos que la fotografía sea eso que buscábamos.

No obstante, debemos conocer bien las normas formales de un buen retrato para luego jugar con ellas. Tanto si las cumplimos a raja tabla como si queremos romper con lo establecido, es necesario la practica y conocimiento de estas hasta lograr dominarlas. Por lo tanto, no dudéis en probar una y otra vez. Al final estos conceptos serán tan innatos en nosotros que los usaremos sin pensar en ellos.

Foto La Mirada| “La hermanisisima” de Laura de Mingo

Archivado en Composición, Consejos, Trucos
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