Hasta hace algunos años, pocos imaginaban la cantidad de tareas que podríamos realizar con la ayuda de nuestros dispositivos móviles, incluso muchas de las herramientas que utilizamos actualmente eran inexistentes y era muy lejano pensar que llegaríamos a depender de un ordenador portátil para estudiar o una tablet para organizar nuestras tareas y mucho menos de nuestro teléfono móvil para administrar nuestras cuentas bancarias, obtener direcciones para llegar a un sitio e ineludiblemente para mantener comunicación e interactuar con nuestros contactos.
Gracias a la salida al mercado de un sinnúmero de dispositivos que ofrecen conectividad móvil, en estos días es muy común realizar actividades cotidianas como revisar nuestro correo electrónico y tener acceso a recursos multimedia desde cualquier sitio en que tengamos cobertura. Es así que todas las actividades que por obvias razones se encontraban limitadas a espacios determinados y ambientes controlados, ahora se puedan llevar a cabo con inmediatez, flexibilidad y disminuyendo los costos que implica la infraestructura y mantenimiento de un espacio físico.
Estos avances tecnológicos, han obligado a la mayoría de las instituciones educativas a aprovechar las ventajas mencionadas para diversificar los medios y la oferta de cursos virtuales o semipresenciales basados en entornos multimedia móviles, lo que a su vez ha orillado a desarrolladores de software y especialistas en educación a generar plataformas amables con el usuario y adaptadas al contexto actual de los destinatarios, mismos que demandan el acceso a los contenidos de un curso en la mayor cantidad de soportes posibles.
Algunas de las pautas que debe seguir el diseñador de una propuesta formativa móvil son: el uso de herramientas que faciliten la interacción con otros usuarios, versiones de los contenidos y archivos más ligeros, así como el uso de medios de comunicación constante que haga sentir al usuario conectado en todo momento. Otra consideración importante, es la posibilidad de incluir aplicaciones familiares y de uso común, tales como las redes sociales y otros recursos gratuitos, para dar seguimiento y reforzar una propuesta formativa, pero eso es otro tema que debemos tratar con mayor profundidad en una siguiente entrega.
Las ventajas son tangibles, los aspectos negativos están también sobre la mesa. Es momento de revalorar la finalidad y el tiempo que dedicamos a nuestros dispositivos portátiles para obtener real provecho de ellos y satisfacer nuestras necesidades formativas.