El Ultrabook fue inventado por Intel como reacción directa al MacBook Air de Apple, un tipo de portátil ultraligero que empezó con dificultades por su elevado precio, pero pronto se popularizó. A día de hoy no está muy claro lo que la empresa de Santa Clara permite que se acoja a esta denominación y lo que no, pero la idea que tenemos de estos dispositivos es de gran delgadez (menos de dos centímetros de grosor), ligereza y acabados de buena calidad. Deben llevar un procesador de bajo consumo que asegure una larga vida de la batería, y el almacenamiento idealmente sería un SSD, aunque esto no siempre se cumple.
Estas especificaciones, que deberían haberse conseguido por precios inferiores a los mil dólares, también pretendían hacer que el mercado de los PC recibiera un poco de atención por parte del gran público, que estaba más centrado en smartphones y tablets. Sin embargo, se trataban de propuestas claramente diferenciadas, y en ningún momento un Ultrabook adquiría características propias de una tableta ni cumplía sus funciones. Ese era el plan inicial, pero Microsoft decidió cambiar radicalmente la interfaz de Windows 8 y orientarla a un uso táctil. Una decisión que inevitablemente habría de afectar a toda la industria.
Y así ha sido, puesto que la tendencia ahora es incluir paneles táctiles en portátiles de todos los tamaños, y los nuevos Ultrabook con procesadores Haswell harán esta funcionalidad obligatoria. Si a esto sumamos que cada vez resulta más común incluir los componentes en la parte de la pantalla y hacerla separable del teclado, parece que la idea de Intel se va a transformar en tablets de 11 y 13 pulgadas, eso sí, con procesadores x86 capaces de hacer funcionar aplicaciones clásicas de Windows. Lo que iba a ser un rival indirecto de la tableta se ha convertido en la siguiente evolución del formato.
¿Dará resultado esta nueva estrategia? Lo cierto es que soportar el peso de un dispositivo de 13 pulgadas en las manos durante un período prolongado no será fácil, pero en otras situaciones puede hacerse más cómodo. Y además, poco después de la salida de esta nueva generación de convertibles llegará Windows Blue, mejorando las prestaciones del sistema operativo. Esperemos que los dispositivos que salgan de esta combinación aviven la competencia en el sector de las tablets o, lo que es mejor, den rienda suelta a la creatividad de los fabricantes para diseñar formatos más atrevidos y prácticos.
¿Cómo ves tú este tema? ¿Crees que los Ultrabooks con Haswell se van a convertir en tablets venidas a más, o que inaugurarán un nuevo segmento?