A día de hoy tener un coche eléctrico no resulta muy práctico, de hecho casi representa un lujo, porque para muchas personas sólo es viable como segundo vehículo. El principal problema es la autonomía, que lo puede hacer una opción interesante para usos urbanos no muy intensivos, pero en las circunstancias actuales un trayecto largo no puede realizarse. Y sin embargo, hay ventajas obvias, como que representa una opción mucho más ecológica, y que el coste de la electricidad resulta ridículo frente a los elevadísimos precios de la gasolina. Pues bien, en Holanda apuestan claramente por esta tecnología, como hoy nos demuestran.
Ya que, si el problema de estas máquinas es la duración de la batería, la solución propuesta resulta muy sencilla: poner una estación de recarga cada 50 kilómetros, de forma que nadie pueda decir que se ha quedado a medio camino por culpa de la autonomía. Es un plan que en Holanda comenzará a aplicarse este mismo septiembre, y que finalizará en 2015 con la instalación de 200 puntos. Ofrecerán compatibilidad con distintos sistemas de recarga, y realizarán su labor entre 15 o 30 minutos si queremos llevar el “depósito” lleno. Además, serán aún más ecológicos de lo esperado, puesto que parte de la energía que ofrezcan provendrá de paneles solares allí instalados.
La verdad, la idea me parece encomiable y muy interesante, pero claro, resulta más fácil ponerla en práctica en un país pequeño y económicamente boyante que en una zona tan amplia como España, y que además está en plena crisis. De todas formas, no cesan de presentarse novedades técnicas en este campo, aunque me temo que lo que necesitamos son baterías de mayor capacidad y velocidad de carga, algo que también el sector de la electrónica de consumo reclama hace años. Esperemos que pronto llegue una nueva generación que mejore notablemente las prestaciones.
¿Qué opinas de la medida holandesa? ¿Crees que se trata del camino correcto, o que es imposible de poner en práctica en países más grandes?