Gracias a Edward Snowden, antiguo contratista de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana, hemos conocido el alcance del programa PRISM, que permitía a este país acceder a infinidad de información confidencial gracias a una serie de empresas tecnológicas clave. Acusadas de colaborar se encuentras grandes del sector como Google, Apple, Yahoo!, Facebook y Microsoft, básicamente ofreciendo a su Gobierno pleno acceso a cualquier dato de sus usuarios. Un escándalo de privacidad sin precedentes, que hace que la distopía de 1984 de George Orwell parezca un poco más cercana. Y es que el programa no ofrecía a los espiados garantías judiciales, ni resultaba necesaria una sospecha fundada para intervenir sus comunicaciones.
A nivel personal, la privacidad es importante, pero pocas personas tienen algo que ocultar. Aunque estoy seguro que PRISM se utilizó para atacar movimientos sociales tan loables como Occupy Wall Street, creo que quien tienen aquí el mayor problema son las empresas. Ya que, si el Gobierno del país ha autorizado una iniciativa tan profundamente inmoral, que va mucho más allá de lo necesario para luchar contra el crimen, es para sacarle pleno partido. Uno de los usos más tentadores sería favorecer a sus empresas nacionales frente a los competidores extranjeros, robando secretos de todo tipo.
Un documento clave compartido en SkyDrive, un correo enviado desde una cuenta de Google Apps, una videoconferencia por Skype de una reunión de alta dirección… Hay montones de deslices que han podido hacer que datos clave acaben en malas manos, e incluso muchas empresas confiarían ciegamente en sus proveedores. No hay ninguna declaración de que esto haya ocurrido, pero en si se rompe la confianza, no se puede restaurar fácilmente. Y es que cuando negocios multimillonarios están en juego, no me resultaría nada extraño que Estados Unidos esté dispuesto a caer más bajo de lo que ya lo ha hecho.
¿El resultado? Las empresas europeas (y de muchos otros países) sencillamente no pueden permitirse usar ningún servicio de tecnológicas estadounidenses para comunicaciones clave, ni instalar servidores en el país con información comprometida. Corren en riesgo de que sus estrategias sean reveladas y sus desarrollos robados, quedando en una perpetua segunda posición frente a sus competidores. Se trata de una tema de la máxima importancia, que las grandes multinacionales europeas deben empezar a resolver cuanto antes, y que nos debe servir a todos para tener claro que las precauciones para proteger nuestra privacidad nunca son demasiadas.
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que mi teoría es descabellada, o no te resultaría sorprendente que se haya realizado espionaje industrial con PRISM?
Imagen | Philippe Teuwen