Ya os habíamos dado anteriormente la noticia de que el directivo de la compañía de Redmond se apartaba de sus funciones de manera definitiva, lo que los rumores atribuyeron al escaso éxito de Microsoft Surface y, según otras fuentes, a desacuerdos con la estrategia en Windows, la división de la que era líder. En su momento se hizo hincapié en que la decisión fue tomada de mutuo acuerdo pero, cuando alguien ejerce un puesto tan importante, abandonarlo no es tan sencillo como si un empleado normal deseara dejar su empresa. Según la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos, se firmaron unas condiciones muy específicas.
En primer lugar, el afectado recibió 14 millones de dólares en acciones de la compañía, a cambio de que no se ponga a trabajar para alguno de los rivales de Microsoft durante este año 2013. Además, una clausula le prohíbe intentar ofrecer puestos entre los actuales empleados de la firma para llevarlos a otros competidores. Y, el detalle más chocante, le queda vetado hablar mal de su empleadores en el futuro. No creo que tampoco fuera bueno para su futuro laboral airear los trapos sucios de su antigua empresa, aunque siempre podría haber algún detalle discutible de la estrategia del gigante del software que le gustara comentar con la prensa.
Sinofsy ha servido a su empresa durante 23 años, por lo que en parte me parece lógico que reciba una compensación por tanto tiempo de dedicación. A esta baja, que se ejecutó a finales del año pasado (con la salida de Windows 8 reciente) se une la de Don Mattrick, encargado de la división Xbox, que hace poco ha abandonado su puesto para ejercer como CEO en Zynga. No sabemos si habrá firmado unas condiciones similares, pero está claro que Steve Ballmer pierde a sus ejecutivos clave siempre en los momentos menos apropiados.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que resulta normal que Microsoft quiera evitar ser atacada verbalmente por Sinofsy, o consideras que resulta demasiado controladora?