Aunque casi todos conocemos a la marca china por algunos de sus interesantes terminales, lo cierto es que también destaca en el equipamiento de redes. Que, además, no resulta nada bienvenido en Estados Unidos, donde se teme que se utilice para realizar espionaje. El caso es que, cuando el 4G apenas despega en nuestro país, ya se está trabajando en una tecnología sucesora. Tampoco nos debe extrañar, dado que este tipo de avances tardan años en desarrollarse, y las compañías de telecomunicaciones no van a cejar en su empeño por conseguir que las conexiones inalámbricas alcancen velocidades estratosféricas.
Huawei invertirá 600 millones de dólares en innovación e investigación relacionadas con las redes 5G, más los costes de producir la tecnología en sí. Espera que esta nueva conectividad se empiece a desplegar en el año 2020, aunque reconoce que quedan retos técnicos por resolver, y problemas relacionados con la disponibilidad de espectro electromagnético. Eso sí, pretende que el ancho de banda multiplique por cien el del actual 4G, y llegue a 10 Gbps (es decir, 10.000 megas). Un cifra sorprendente, pero que no servirá de nada si no se consigue aumentar exponencialmente la cantidad de datos a máxima velocidad que incluyen las tarifas de los operadores.
El desarrollo se está realizando en colaboración con diversas instituciones, para lograr un estándar. Ya que la Unión Europea quiere llegar primero al 5G, al igual que pasó con el 3G, y no como en la generación actual, que se impuso antes en Estados Unidos. Desde Huawei se reconoce que, aunque se llevan a cabo pruebas desde hace años, la mayor parte del trabajo está sin hacer. La verdad, a este paso, las conexiones móviles van a acabar superando hasta a los acceso fijos más punteros, por lo que resultará interesante comprobar en qué dirección se encamina la industria de las telecomunicaciones.
¿Qué opinas del tema? ¿Te gustaría navegar a 10.000 megas, o te parece una tontería si luego tu operadora te va a rebajar la velocidad al consumir más de 1 GB de datos?