Para muchos afortunados representa una delicia picar unos cacahuetes cuando se toman una cervecita en un bar. Por desgracia, hay personas con alergia a estos frutos secos: de hecho, uno de cada cincuenta niños la sufre. Puede llegar a volverse muy grave, e incluso causar la muerte. El problema es que, para evitar estos riesgos, no basta con “no comer cacahuetes”. Muchos productos contienen trazas de ellos, dosis muy pequeñas, pero suficientes para desencadenar una crisis peligrosa. Esto provoca que los afectados deban seleccionar muy cuidadosamente sus alimentos, e incluso lleguen a evitar salir a comer fuera.
Pues bien, el Hospital de la Universidad de Cambridge ha realizado una prueba con 99 jóvenes entre los siete y los dieciséis años, a los que fue suministrando proteína de cacahuete a lo largo de seis meses, aumentando gradualmente la cantidad. Tras este tiempo, el 90% de los pacientes podía tolerar una cantidad equivalente a cinco cacahuetes. El objetivo no es que coman el fruto seco, sino facilitar sus vidas, ya que esta cantidad es muy superior a la que se puede encontrar en las trazas de cualquier producto. Varias familias indicaron que su día a día ha mejorado considerablemente al dejar de lado las preocupaciones alimenticias.
Por desgracia, un tratamiento de este tipo requiere supervisión profesional, y los científicos implicados advierten que no se debe intentar desarrollar la tolerancia por cuenta propia. De hecho, esta terapia aún necesita ser investigada de manera más profunda, por lo que pasarán unos años antes de que pueda ponerse a disposición del gran público. No cabe duda de que la medicina sigue avanzando y, a veces, no sólo importa curar enfermedades graves, sino hacer más fácil la vida de personas que tienen problemas menores, pero con efectos muy molestos en su día a día.
¿Qué opinas de esta investigación? ¿Crees que resulta positiva, o que se debería invertir ese dinero en tratar otras dolencias más graves y peligrosas?
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