Si hemos visto con devoción hasta el último capítulo de Breaking Bad, ¿nos volveremos expertos en sintetizar cristal? Si somos adictos a Mad Men, ¿logramos puntos para obtener un puesto en una agencia de publicidad? No cabe duda de que seguir series de televisión no siempre resulta especialmente instructivo, aunque existen algunas excepciones notables. El caso es que las ficciones médicas parecen resultar inspiradoras para los profesionales del ramo, hasta el punto de que Gregory House puede decir que ya ha salvado a un paciente… o, más bien, los guionistas, que elaboran unas tramas realistas y bien documentadas.
Un paciente alemán de 54 años ingresado en la Clínica Universitaria de Marburg tenía unos síntomas extraños: perdió la audición y luego la visión, sin motivo aparente. También sufrió una fiebre inexplicable, problemas del corazón y una inflamación en el esófago. Los síntomas resultaban inconexos, y los médicos los achacaron a este último problema. Un año después, el hombre estaba en situación crítica. El doctor Juergen R. Schaefer cogió el caso, y recordó que House se había encontrado en un episodio con una mujer afectada por una intoxicación por cobalto, causada por una prótesis defectuosa que llevaba en la cadera. Justo lo mismo que le pasaba al hombre real.
Tras una serie de pruebas adicionales, se confirmó que la prótesis era el problema, y se sustituyó por una de material cerámico. El enfermo se recuperó, según explica la revista médica Lancet, y el doctor Schaerfer reconoce que el mérito lo tiene la serie, que considera un producto muy cuidado. Así que, si alguien os reprocha ver demasiado la televisión, esta historia puede resultar muy útil para demostrar que lo que aprendemos a través de la pequeña pantalla puede volverse muy útil… ¡y hasta puede llegar a salvar vidas en algunos casos!
¿Qué opinas del tema? ¿Tendrán que obligar a ver los capítulos de House en las facultades de Medicina, o mejor la mítica Urgencias?