Se acerca el fin del mundo, aunque cualquiera diga que lo hemos dejado atrás. Estamos, simbólicamente claro, a cinco minutos del fin.
Al contrario que el polémico calendario maya, muy lejano de predecir el apocalipsis, en 1947, la junta directiva del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago diseñó este reloj que representa lo cerca que está la Humanidad de la aniquilación, es decir, de la medianoche. Este mecanismo de engranajes es corregido periódicamente por científicos que determinan los riesgos y las amenazas que puedan suponer un minuto menos para nuestra supervivencia.
Este reloj es movido por la situación política y los conflictos sociales, por los avances científicos y tecnológicos y sobre todo, por el cambio climático. Esta extraña forma de concienciar a la sociedad sobre la vulnerabilidad del ser humano, pone de manifiesto la necesidad que tenemos de preservar el mundo en el que vivimos, si no queremos acabar en medianoche.
En 2010, la revisión del reloj fue positiva. Sin embargo, desde el anuncio en el 2012 de que la manecilla había avanzado un minuto, no ha vuelto a moverse. El motivo fue el aumento de riesgo de un posible desastre nuclear o una catástrofe por el cambio climático.
Aunque es preocupante, las agujas han cambiado de posición hasta 18 veces, y muchas de ellas, han estado mucho mas cerca de la medianoche. En 1953, se coloco a dos minutos del Juicio Final por la primera explosión de una bomba de hidrógeno por parte de los Estados Unidos. Sin embargo, después de la Guerra Fría tuvo una importante recuperación, llegando a estar a las 23:43, a 17 minutos de la hecatombe.
Actualmente, estamos a las 23:55 por el aumento del armamento nuclear. Sin embargo, los científicos advierten: “El reloj sigue en marcha.”
