Para muchos expertos, la escultura del rey bíblico David, realizada a principios del siglo XVI por Miguel Ángel, se trata de una de las obras maestras del arte universal. Su trayectoria ha sido dura: hasta 1910 estaba en una plaza en Florencia, al aire libre, y eso la dañó. Además, en 1991 una persona trastornada rompió su dedo gordo del pie con un martillo. Ahora la obra descansa en la Galería de la Academia de Florencia, y en la plaza donde estaba se colocó una copia a tamaño real, a la que pertenece la imagen que acompaña al artículo.
Pues bien, la escultura original se encuentra en peligro, ya que existen microfracturas en sus tobillos. Seguramente se generaron cuando se exponía en el exterior, y ahora pueden provocar que se derrumbe. Se ha descubierto que el mármol usado es de baja calidad, y el peso y la postura empeoran el problema. Se teme que un terremoto pudiera echar abajo el David, por lo que algunos expertos sugieren llevarlo a una sala especial. Incluso se considera que los pasos de los visitantes pueden generar vibraciones que agraven los daños, mucho más cualquier remodelación que se llevara a cabo en el museo o sus alrededores.
Este referente de la belleza humana (¿tal vez con algunas cosas un poco pequeñas para los gustos actuales?) ha visto como le ha caído un rayo, se le amputaba un brazo o se lo limpiaba con ácido clorhídrico, eliminando la capa que protegía el mármol. Así que sólo podemos desear que sea capaz de sobreponerse a este problema. Ya se han intentado rellenar las microfracturas, pero parece que el esfuerzo no ha servido de mucho. Por lo tanto, los restauradores deberán seguir trabajando duro para evitar que el desastre se transforme en realidad durante las próximas décadas.
¿Qué opinas de este tema? ¿El David debe ser disfrutado por el público, a pesar de los riesgos, o tendría que protegerse en una instalación adecuada?
Imagen | David Rouhani
