Aunque un relámpago puede resultar verdaderamente espectacular, lo cierto es que este fenómeno natural llega a volverse peligroso. En la ciudad nos encontramos más o menos protegidos ante una tormenta, pero si estás caminando por un idílico prado te enfrentarás a un riesgo para tu integridad. Los chicos del blog The Art of Maliness nos ofrecen unos consejos para evitar que ocurra una desgracia. El más obvio, no estar en campo abierto en caso de que haya tormenta: si, tras ver una relámpago, no podemos contar 30 hasta que oímos el trueno, lo mejor es mantenerse bajo techo o en un coche, y no salir hasta 30 minutos después del último trueno.
Si nos encontramos en el exterior, lo ideal es ponernos a resguardo en una zona con árboles, aunque sin tocar ninguno. Eso sí, debemos evitar situarnos cerca de alguno especialmente alto, sobre todo si se encuentra aislado. En caso de estar en un descampado, recomiendan ir a una zona baja, pero teniendo cuidado de que no se vaya a inundar. Si, en esta situación, notamos como los pelos del cuerpo se levantan o los objetos metálicos emiten una aura entre azul y blanquecina, una buena idea sería adoptar una postura de seguridad ante un posible impacto.
Deberemos acuclillarnos, no sentarnos ni mucho menos tumbarnos. La posición ha de ser lo más baja posible, asegurándonos que no tocamos ningún material conductor. Taparemos los oídos con las manos para evitar lesiones auditivas a causa del estruendo. Nos pondremos de puntillas, para hacer menos probable que el rayo entre en nuestro cuerpo, e intentaremos que los talones se mantengan en contacto, para que la electricidad que pudiera colarse por un pie saliera por el otro. Puede que la solución no resulte infalible, pero al menos reducirá las posibilidades de sufrir un accidente con resultados potencialmente mortales, sobre todo si estamos solos.
¿Qué opinas de este tema? ¿Crees que estos trucos son interesantes, o que alguien precavido no se meterá en una tormenta y no tendrá tener que ponerlos en práctica?
Imagen | Nikos Koutoulas
