Hace tiempo ya hablamos de un meta estudio que establecía claramente que no existe relación entre el autismo y las vacunas, y que dejar de proteger a los niños contra las enfermedades representa una irresponsabilidad. Se han investigado cómo afectan a este síndrome las complicaciones durante el embarazo, las infecciones víricas o los aspectos genéticos. Sin embargo, últimamente han cobrado importancia los factores ambientales, como la exposición al mercurio, a los contaminantes de la gasolina diésel o a los pesticidas usados en entornos agrícolas. Y parece que estas últimas sustancias tiene más responsabilidad de la que se imaginaba.
Según leemos en The Verge, las mujeres embarazadas que viven a menos de 1,5 kilómetros de una zona en la que se usan pesticidas tienen un 60% más de posibilidades de que su hijo nazca con autismo, y el doble si la exposición ocurre en el último trimestre de la gestación. Los organofosfatos y los piretroides se tratan de los compuestos responsables. Es cierto que el trabajo podría haberse planteado de forma más fiable, porque los participantes fueron voluntarios, pero las conclusiones parecen válidas, y abren las puertas a seguir investigando en este campo para establecer recomendaciones. Aunque los autores ya aconsejan que las madres eviten estar en contacto con pesticidas durante el embarazo.
Y es que, aparte del drama humano de este trastorno, sería económicamente mucho mejor evitar el autismo que tratarlo una vez se produce. Así que es importante descubrir los riesgos, aunque algunos no son precisamente desconocidos: aún hay mujeres que no llevan una dieta adecuada ni toman los suplementos de ácido fólico recomendados durante el embarazo. Desde luego, la ciencia no deja de avanzar, como en el caso de su lucha contra el Alzheimer, y siempre es bueno que se descubran nuevos peligros para la salud que se pueden evitar.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que existe una fuerte relación entre pesticidas agrícolas y autismo, o que se trata de uno de los muchos factores implicados?
Imagen | Michael (a.k.a. moik)
